El Waterloo de John Kerry
A pesar de que Ohio fue uno de los Estados más afectados por la crisis económica, pesó más la posición contra las uniones gays
En las prioridades de la campaña de John Kerry había, además de Florida, otro gran objetivo: robar a George W. Bush el Estado de Ohio. Aun así, el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, tras perder primero Florida, sufrió su Waterloo precisamente en Ohio, lo que permitió a Bush alzarse con 20 votos electorales y sellar la victoria. Uno de los Estados más afectados por la crisis económica e industrial también votó contra la legalización de las uniones entre personas homosexuales.
Ohio ha sido la metáfora de la derrota de John Kerry. Su campaña le permitió arañar votos, pero se quedó corto. Kerry se concentró en explicar de manera sistemática sus propuestas económicas en una gran parte de aquellos condados que le habían dado en el año 2000 la victoria a Bush. Si Al Gore abandonó Ohio ese año semanas antes del día de las elecciones para dedicar más esfuerzos a Florida, Kerry no dejó nunca de estar presente en dicho Estado.
La campaña le permitió a Kerry arañar votos, pero se quedó corto
Bush ganó en 2000 a Gore por 167.000 votos. Durante el mandato de la Administración Bush el Estado registró una pérdida de 230.000 puestos de trabajo. Fue por esta razón que Kerry orientó su artillería hacia los temas económicos, industriales y sociales. En ellos centró los ataques a Bush.
Durante unas tres semanas de campaña, Bush no apareció por Ohio. Como esta elección, especialmente, iba de robar al adversario algunos Estados para redondear los 270 votos electorales que se requieren para llegar a la Casa Blanca, los demócratas creyeron, según fuentes de este partido, que Bush estaba abandonando el campo de batalla. La gran sorpresa llegó cuando Bush, ya en la recta final, volvió a Ohio. Mientras Kerry se presentaba junto al cantante Bruce Springsteen, Bush exhibía como trofeo nada menos que al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.
Los esfuerzos de Kerry por situar en el debate los temas económicos fueron desdeñados por la campaña de Bush, que siguió machacando con sus temas favoritos: la guerra contra el terrorismo, Irak, la defensa de los valores tradicionales y el rechazo de la legalización de los matrimonios entre homosexuales, tema sobre el que había una propuesta local. Kerry acusó a Bush una y otra vez de dejar que las multinaciones de EE UU cerraran plantas en la región para aprovechar la mano de obra barata en países como China e India, y vinculó la crisis industrial y la clausura de las fábricas con la política económica de Bush.
Pero la campaña del presidente no estaba interesada en debatir. Sus estrategas seguían con especial preocupación el aumento notable, de casi un millón de votantes registrados, respecto de las elecciones del año 2000. La táctica de Karl Rove, máximo asesor de la campaña electoral, consistió en atacar al Partido Demócrata por la preparación de lo que llamó un fraude electoral. Al mismo tiempo, los republicanos contrataron a guardias para que estuvieran presentes en los locales de votación a fin de "supervisar" a los votantes que decidían ejercer su sufragio antes del martes 2 y en el mismo día de la elección. Los demócratas recurrieron a la Corte Suprema local para impedir esa operación que calificaron como un intento de amedrentar a los votantes, en su gran mayoría afroamericanos. Pero el mismo día de la elección arrancó con la noticia de que los jueces habían autorizado a los republicanos para enviar a los guardias.
El economista James K. Galbraith, profesor de la Universidad de Austin, Texas, votó en la ciudad de Columbus, Ohio, el martes por la noche, ya que allí se hallaba registrado. Mientras esperaba en la cola junto con una estudiante afroamericana llamó a EL PAÍS. "Es escandaloso, estamos esperando hace dos horas para votar. Yo no sé decir si esto es por el aumento de la participación pero aquí las colas son larguísimas". La espera tenía que ver también con las malas condiciones de la organización electoral. "Los locales más pequeños tenían 400 votantes registrados, los medianos 800 y los grandes más de mil personas", explicó Galbraith.
El hecho es que, además, los locales más importantes debían tener en funcionamiento dos máquinas de votación electrónica: una estaba estropeada y la otra acababa de ser sustituida por una máquina que no funcionaba, señaló el profesor.
Aparte de estos problemas a la hora de materializar el voto, Bush consiguió fijar durante toda la campaña la agenda en torno a sus temas favoritos. El Estado de Ohio como otros 10 Estados, votó contra la legalización de las uniones entre personas homosexuales.
John Kerry ganó la elección en otros dos Estados limítrofes a Ohio: Pensilvania (21 votos electorales) y Michigan (17). Dos Estados en los que la crisis económica se había hecho sentir particularmente con fuerza en los últimos cuatro años. Pero estos Estados ya habían sido conquistados por los demócratas en el año 2000. Ohio debía ser arrebatado a Bush. Y Kerry fracasó.
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