Constitución, ilusiones
El Gobierno quiere que la Constitución europea se apruebe en referéndum y se envíe luego al Tribunal; la oposición de partido único quiere lo contrario. La oposición querría alentar una campaña contra la Constitución firmada por el gobierno de los malos, pero no puede estar contra Europa. Si se sentencia antes que es inconstitucional, el Gobierno no debería enviarla a referéndum: se acabó. Si el referéndum es anterior y positivo, el tribunal no podría, o no debería, negar lo que el pueblo ha votado, en la divertida y extraña suposición de que es un pueblo soberano. Si para aceptar la europea hay que modificar la española, se disolvería la Asamblea y se convocarían elecciones generales.
La oposición dentro de la oposición no quiere porque sospecha que su partido perdería otra vez y no podría alegar nada circunstancial. Pero la oposición que manda, la que acusa de "disparates" (Rajoy) a los que no tiene argumentos para combatir, cree que el voto es suyo, y que ganaría, por fin. "Sueña el rey que es rey..." (Calderón). Se dice que "de ilusión también se vive". Pienso yo, que no tengo ilusiones de ninguna clase -¡qué desgracia!-, que perdería el PP notablemente y adelantaría el final de su partido y la creación de otra derecha más acorde con la realidad, de acuerdo con los tiempos actuales y las situaciones históricas; parece imposible que la caricatura del pasado que realizó Aznar se repita, aunque sus lobos sigan aullando.
Ya la gente vio que el rey está desnudo, y el vagabundo que va cantando por el extranjero su balada del tiempo ido, no vale; Rajoy no tiene entrañas para dirigir, Aguirre es demasiado pintoresca, Acebes y Zaplana están tocados y cantan lo último del cisne; puede que la gran derecha fuera la de Gallardón, cuyas suposiciones izquierdistas se deshacen en la dureza y monumentalidad carísima de su Ayuntamiento y que se ha marcado demasiado ante los suyos; un gallardonismo sin Gallardón sería una posibilidad.
Cuando los especialistas se pongan a especular sobre ello alegando códigos, artículos, reglamentos, precedentes, la cuestión se convertirá en bufa, y los que van a votar -pocos- no se enterarán de nada. No importa, tampoco van a leer la Constitución. Intuyen que decir "sí" es refrendar a Zapatero, y eso saca de quicio a la oposición que no puede decir "no". ¿O puede?
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