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La UE asume los daños de la crisis

Barroso y el Partido Popular Europeo sufren un enorme desgaste por el 'caso Buttiglione'

El Partido Popular Europeo ganó las elecciones del 13 de junio. Sólo tres meses más tarde el caso Buttiglione le ha obligado a encajar una durísima derrota frente a la coalición rojiverde y liberal del Parlamento Europeo, que está dispuesta a pagar el precio de su afrenta prescindiendo de al menos dos de sus candidatos a comisarios europeos; un precio menor si se tiene en cuenta que de esta crisis ha salido tocado el propio José Manuel Durão Barroso, elegido de entre las filas conservadoras por imposición del PPE, y del propio grupo con su jefe al frente, el alemán Hans-Gert Poettering, que sucederá a Josep Borrell al frente de la Eurocámara en 2007.

Primero el PPE y después el primer ministro italiano Silvio Berlusconi han exigido que rueden más cabezas para cerrar esta crisis. "Otra gente tiene que echarse atrás. Si estamos incluidos en un baño de sacrificios, entonces no habrá problema", declaraba Berlusconi el viernes. En ese baño de sangre se incluye al socialista y ex comunista húngaro László Kovács a cargo de la cartera de Energía, y a la letona verde vinculada al grupo liberal Ingrida Udre (Fiscalidad).

Los nuevos comisarios deberán superar el examen con el que tropezó Buttiglione
Barroso es el único presidente que ha sido desautorizado antes de echar a andar
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Socialistas y liberales contaban desde hace días con la caída de ambos candidatos para amortiguar la derrota del PPE. Pero, además, el destino se ha convertido en su aliado. El actual presidente de Hungría no fue el que envió a Kovács a Bruselas, por lo cual su recambio no resulta tan agraviante, y el Gobierno letón cayó el viernes pasado, razón por la cual se considera en Bruselas que su relevo es mucho más sencillo. La nueva Administración podría optar por la sencilla fórmula de presentar la candidatura de Sandra Kalniete, comisaria europea en la sombra de Agricultura y Pesca desde el 1 de mayo.

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Poettering pide también que Barroso resuelva el problema de la liberal holandesa Neelie Kroes, candidata a la cartera de Competencia, una empresaria vinculada a una cuarentena de compañías a la que se critica por los posibles conflictos de intereses con que pueda tropezar. Kroes podría quedarse en Bruselas, pero en otro departamento. Los socialistas recordaron ayer que también está en entredicho la liberal danesa Mariann Fis-cher Boel (Agricultura).

El presidente electo de la Comisión no puede hacer muchos cambios si sigue el consejo de los líderes europeos de cerrar la crisis cuanto antes. "Barroso tiene el apoyo para encontrar una solución rápida", insistió ayer el presidente de turno de la UE, el holandés Jan Peter Balkenende. El Consejo Europeo de esta semana en Bruselas facilitará las negociaciones.

El canciller alemán Gerhard Shröder ha manifestado su deseo de que el nuevo equipo de Barroso pueda presentarse al próximo pleno de Estrasburgo de mediados de noviembre. En la Eurocámara consideran inviable que se celebre en esas fechas la sesión de investidura que Barroso impidió el miércoles pasado al percatarse de que no contaba con la mayoría de los votos.

Los nuevos comisarios, así como los que cambien de cartera, deberán superar el examen parlamentario con el que tropezó Buttiglione. La razón principal por la que Kovács recibió duras críticas es porque no estaba suficientemente preparado para el puesto, ya que sigue siendo ministro de Exteriores y había gestionado una crisis de gobierno. Por eso, el Parlamento Europeo considera que lo lógico sería fijar la sesión de investidura para el 1 de diciembre o para el pleno del 13 al 16 de diciembre.

Eliminados los comisarios polémicos, y aun cuando la Eurocámara apoye mayoritariamente la investidura, Barroso sale muy tocado de esta crisis. Es el único presidente de la Comisión Europea que se ha visto desautorizado por la Eurocámara antes de echar a andar, además de que su gestión de la crisis ha sido muy cuestionada. Su empeño en mantener la confianza en Buttiglione desoyendo a la Eurocámara y su claudicación in extremis admitiendo que las capitales no le dejaban margen de maniobra para cambiar carteras cuando siempre había presumido de lo contrario le colocan en una mala situación de partida.

Barroso ha confesado en Roma que rechazó la posibilidad de salir investido con los votos exclusivos de la derecha y la ultraderecha. Ayer, una fuente socialista confirmaba que, además, uno de sus hombres fuertes, el socialdemócrata alemán Günter Verheugen, que será comisario de Empresas e Industria, amenazó con abandonar el barco ante tal eventualidad.

El PPE en su conjunto ha sufrido un enorme desgaste. "Lo hemos hecho mal. No ha habido ninguna estrategia de grupo sobre las comparecencias de los comisarios, cosa que sí han hecho los socialistas y Poettering ha quedado cuestionado", dice un eurodiputado popular español. Verheugen pactó con Barroso evitar el voto de investidura temiendo, además, que una veintena de sus eurodiputados le negaran el apoyo a una Comisión en la que se mantenía a Buttiglione.

"El problema del PPE", dice el jefe de filas de los socialistas españoles Enrique Barón, "es que no se da cuenta de que ganó las elecciones, sí, pero no tiene la mayoría absoluta en el Parlamento Europeo y los liberales en temas de libertades y principios siempre caen de nuestro lado".

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