Reforzar la vacuna de la gripe

Se calcula que, durante este otoño e invierno, más de dos millones de trabajadores sufrirán la gripe, lo que representa aproximadamente el 15% de la población activa española. Los expertos consideran que los gastos directos -como consultas y consumo de medicamentos- e indirectos -baja productividad y absentismo laboral- son muy elevados y que los picos epidémicos merman notablemente la plantilla de pequeñas y medianas empresas, que constituyen el grueso del tejido empresarial del país.

Pérdida de eficacia. Cada vez más estudios constatan que la vacuna antigripal va perdiendo eficacia a partir de los 35 años, puesto que fisiológicamente la respuesta inmunológica va disminuyendo con la edad. El Instituto de Vacunología, perteneciente al National Health Institute de Estados Unidos, advierte de la conveniencia de complementar la vacuna antigripal con medicamentos inmunomoduladores en ciertos grupos de población, para reforzar la protección que confiere este tipo de inmunización y aumentar la respuesta del sistema inmunológico.

La gripe es una infección producida por un virus con gran variabilidad genética, de ahí que los preparados de vacunas tengan que cambiar de una temporada a otra. En una persona adulta, sin otras patologías de base, el proceso suele durar de tres días a una semana y el virus actúa debilitando las defensas. Cuando los afectados tienen otras enfermedades crónicas, como problemas respiratorios, alteraciones cardiovasculares e insuficiencia renal, este microorganismo ataca con más virulencia. Pueden aparecer entonces otras infecciones, bacterianas o víricas, y complicaciones que, en pacientes muy deteriorados, podrían conducir incluso a la muerte.

El estudio PIPOL (procesos infecciosos en población laboral), publicado por la Asociación Española de Especialistas de Medicina del Trabajo (AEEMT) en la revista Medicina del Trabajo, ha sido realizado sobre una población de 3.355 trabajadores y demuestra que a partir de los 35 años de edad, la eficacia de la vacuna antigripal se reduce. La AEEMT aconseja este tipo de inmunización en la población laboral mayor de 18 años e insta a las empresas a que la ofrezcan, gratuita y voluntariamente. Recomienda igualmente complementar la vacuna, en muchos casos, con medicamentos inmunomoduladores.

Relación coste / efectividad. En palabras del doctor Javier Sanz, vicepresidente de la AEEMT, el precio de una vacuna antigripal es inferior al coste de una hora de trabajo perdida, que es de 10,24 euros, según el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Esto deja patente su relación de coste /efectividad. "Se calcula que por cada euro invertido en la vacuna antigripal en una empresa de 1.000 trabajadores se recuperan 50 euros. Y, sin embargo, cada temporada se pierden unos 16 millones de jornadas laborales por la gripe y sus complicaciones", dice este especialista, que ha coordinado el estudio PIPOL.

Los criterios para seleccionar a los trabajadores en los que deben emplearse vacuna más inmunomodulador los decide el médico, en función del estado de salud general y de su actividad. La cobertura de vacuna no se ha incrementado ni en la población activa ni en otros grupos en los que se aconseja esta medida, en los últimos cinco años en España. Se calcula que el 60% de la población de riesgo menor de 65 años sigue sin vacunarse.

Descarrilamiento inmunológico

Como explica el doctor Vicente García Villarrubia, inmunólogo y coordinador del estudio PIPOL, realizado por la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT), cuando el virus de la gripe penetra en el organismo "se produce un descarrilamiento inmunológico": la capacidad de defensa del sistema inmune se ve negativamente afectada. "Si potenciamos la capacidad de protección de la vacuna con agentes inmunomodulares, se incrementan las defensas. Estos medicamentos actúan sobre el macrófago, la célula principal implicada en la respuesta inmune, activando su capacidad para producir citoquinas, como interluquina 12, que matan a los virus", apunta el inmunólogo. En el trabajo desarrollado por la AEEMT se establecieron tres grupos a partir de los 3.355 trabajadores reclutados. En el primer grupo, conocido como control, no se administró la vacuna; en el segundo, todos los integrantes fueron vacunados, y en el tercero, además de administrarse la vacuna, se asoció un agente inmunomodulador. En el tercer grupo fue en el que se observó un descenso más significativo de las infecciones por gripe y procesos catarrales, tras comparar el grupo de control con los otros dos al cabo de tres y seis meses de la vacunación, respectivamente.