Un fármaco contra el VIH aumenta el riesgo de fibrosis hepática en pacientes con hepatitis C
La Junta premia el descubrimiento de un equipo de investigación del hospital de Válmez
El 80% de los pacientes infectados por el virus del Sida lleva también en la sangre el de la hepatitis crónica tipo C. Uno de los antirretrovirales con los que se les trata, la nevirapina, les ayuda a recuperar las defensas que el VIH destruye sistemáticamente. Pero también acelera el proceso de degeneración del hígado que, en muchos casos, termina con la vida de estos pacientes, según un estudio realizado por un equipo de investigación del hospital sevillano de Válmez. La Junta premió ayer este descubrimiento con el premio de Investigación en Salud de 2004.
El intercambio de jeringuillas entre heroinómanos es la causa de que, en Andalucía, ocho de cada diez personas infectadas por el virus del Sida padezcan al mismo tiempo la hepatitis crónica tipo C. Los médicos que tratan a esos pacientes descubrieron hace años que esta última enfermedad evoluciona mucho más rápidamente en los enfermos afectados por ambas enfermedades. La mayoría desarrolla con el tiempo fibrosis hepática que, en muchos casos, degenera en una cirrosis que les provoca la muerte en lugar del VIH.
Los médicos especulaban con que estas muertes se debieran al aumento de la esperanza de vida de los enfermos que, gracias al tratamiento, consiguen recuperar su sistema inmunológico. Un equipo de investigación del hospital sevillano de Válmez acaba de descubrir que uno de los elementos que acelera el deterioro del hígado puede ser uno de los medicamentos con los que se trata de frenar el Sida: la nevirapina.
Los resultados de su estudio, titulado Efecto de la terapia antirretroviral sobre la fibrosis hepática en pacientes infectados por VIH y dirigido por el especialista en Medicina Interna Juan Macías, concluyen que este fármaco aumenta el riesgo de fibrosis hepática y la consiguiente cirrosis en los pacientes con esta doble infección.
Los médicos compararon los tejidos del hígado de 152 enfermos del hospital, parte de los cuales se trataron con nevirapina y otros con inhibidores de la proteasa u otros compuestos. Los primeros mostraron mayor predisposición a la fibrosis hepática grave que los segundos, en los que esa enfermedad se presentaba en un estado menos avanzado.
Desde su aparción, la nevirapina (combinada con otros fármacos) es uno de los compuestos preferidos por los médicos para combatir el Sida ya que evita los principales efectos secundarios de los inhibidores de la proteasa. Estos últimos aumentan el riesgo de padecer lipodistrofia -la pérdida de tejido adiposo en cara y cuerpo que presentan algunos pacientes infectados- y generan problemas para las mujeres en gestación. La nevirapina es además más cómoda para el enfermo, ya que reduce el número de pastillas que toma al día, una de las principales causas del abandono del tratamiento.
Esas son las razones que esgrime Macías para afirmar que su estudio no desvirtúa el uso de este fármaco que, según el médico, sigue siendo válido para pacientes con VIH que no tengan hepatitis C y para las mujeres que puedan quedarse embarazadas. El descubrimiento, publicado en la revista especializada Aids, permitirá afinar el tratamiento y modificar la práctica clínica para evitar efectos secundarios indeseables en los enfermos infectados por ambos virus.
La consejería de Salud reconoció ayer su trabajo con la entrega del premio de Investigación en Salud de la Junta, al que concurren todos los equipos de investigación del SAS que promueven estudios en este campo.
El Gobierno andaluz concedió sendos accesit a un equipo del hospital Virgen de las Nieves de Granada, liderado por José Expósito, cuyo trabajo evalúa los nuevos tratamientos con quimioterapia contra el cáncer avanzado; y a otro de la unidad de Valoración Médica de Incapacidades de la delegación de Salud en Granada que estudia las patologías causantes de incapacidad temporal y coordina Manuel Passas.
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