Ken Loach presenta 'Sólo un beso', una crítica de la intolerancia religiosa
El realizador británico expresa en la Seminci temor a que el cine de EE UU recluya en un gueto cultural el realizado en Europa
Fiel a su cita con la Seminci, donde ha obtenido diversos galardones a lo largo de su carrera cinematográfica, ayer estuvo en Valladolid el realizador británico Ken Loach para presentar su última producción, A fond kiss (Sólo un beso), un proyecto financiado entre Gran Bretaña, Alemania y España. En esta ocasión, Loach (Warwickshire, 1936) realiza una acerada crítica sobre la intolerancia religiosa entre musulmanes y católicos a través del noviazgo de un joven de origen paquistaní con una profesora de música de un colegio católico de Glasgow.
A pesar de que en el mundo entero corren malos tiempos para la relación entre musulmanes y católicos, Loach se confiesa optimista porque, a su juicio, "la sociedad está cambiando y son los jóvenes los más implicados en el proceso de integración" de ambas culturas. No le caben dudas de que, a la larga, en materia de tolerancia "las cosas tienen que ir bien obligatoriamente" porque la generación actual "está más integrada" que la de sus padres, "y la que siga lo estará más todavía", pues "comparten escuelas e infraestructuras sociales comunes, lo que hace inevitable" que los dos mundos "se integren" en un futuro próximo. "Muchos británicos consideran sexy pertenecer a otra cultura", lo que a su juicio hará "más sencillo el proceso integrador". Al realizador británico le parece normal que en la película la hija pequeña del matrimonio musulmán esté muy interesada en acudir a un colegio católico, quizá porque "el sistema educativo de éste es bastante estricto", lo que agradecen los padres "de una y otra cultura".
A Ken Loach, autor de casi una veintena de largometrajes de marcado carácter social, no parecen preocuparle las previsibles reacciones de la Iglesia católica por lo mal parada que sale en esta película, cuyo estreno en España no tendrá lugar hasta el próximo enero. "La Iglesia, dice, no es en absoluto monolítica, es muy diversa y tiene muchas contradicciones, por lo que no creo que a todos les parezca mal este trabajo donde, de hecho, aparecen dos católicos bien diferentes: el director de la escuela, que representa la versión liberal, y el párroco, que sería la nota tradicional".
Claramente vinculado a los movimientos de izquierda, su cine se ha erigido en estandarte de las penurias que atenazan a la clase trabajadora. Loach considera que la política de Tony Blair "no es muy diferente a la de los gobiernos conservadores anteriores, sobre todo en materia de privatizaciones, de derechos humanos y de temas laborales". A pesar de ello, el cineasta no siente la necesidad "de tirar la toalla", porque "el mundo es complejo" y el mero hecho de retratar la realidad "de manera precisa es en sí mismo una actividad subversiva". El autor de Tierra y libertad, que comenzó haciendo películas para la cadena británica de televisión BBC, es especialmente crítico con ese medio informativo, a quien califica de "mecanismo sofisticado y sutil para hacer propaganda de las motivaciones del Estado", aunque reconoce su inteligencia para "parecer imparcial cuando lo único que hace es preservar los valores del Estado".
Ken Loach, que ha sido distinguido con dos Espigas de Oro y una de Plata por la Seminci, no se muestra pesimista con el futuro del cine europeo y califica muchas de las películas que ha visto últimamente de "interesantes". "Lo que importa es que las películas que se hagan en Europa puedan verse en nuestro propio continente, si no queremos que el cine de EE UU recluya al nuestro en un gueto cultural". Para ello la Unión Europea "debe poner en marcha ciertas leyes que protejan a nuestro cine", que en caso contrario se vería "perjudicado" por la pujanza de la industria estadounidense.
El cineasta, que estuvo acompañado de Paul Laverty, guionista de casi todas sus películas, y de Atta Yaqub, el protagonista de la película presentada ayer, comenzó la rueda de prensa "felicitando al pueblo español por haberse quitado de encima a José María Aznar".
Babelia
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