Unas jornadas alientan a los hombres a implicarse en la lucha contra los malos tratos
Micaela Navarro lamenta que la violencia machista no preocupe como el terrorismo
La implicación de toda la sociedad es imprescindible para combatir la violencia machista. "Pensamos que no nos afecta de manera colectiva, pero nadie puede sentirse libre", subrayó la consejera de Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, en la inauguración de las Jornadas sobre Violencia Sexista contra las Mujeres. "Hasta que no consigamos que los hombres sientan como propio el problema de los malos tratos, seguirá habiendo víctimas", alertó Antonio García, presidente de la primera asociación de hombres en favor de la igualdad creada en España.
"Los hombres no llegan al 5% del público, es significativo, pero con esta participación seguirá habiendo víctimas". Antonio García, el presidente de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, la primera entidad de esta naturaleza que se creó en España, comenzó ayer su intervención en las Jornadas sobre Violencia Sexista contra las Mujeres, que ha organizado la Diputación de Sevilla, con este mensaje desalentador. "La violencia de género es el síntoma de una sociedad machista, es la demostración de la incapacidad del hombre para relacionarse en igualdad y hasta ahora están acostumbrados a relacionarse desde la superioridad", explicó.
En la apertura de las jornadas, Micaela Navarro recordó que la violencia machista no figura entre los problemas que más preocupan a los ciudadanos. "Ante el terrorismo todos nos sentimos vulnerables y decimos que estamos ante un problema de Estado; ante la violencia hacia las mujeres sólo nos sentimos vulnerables las mujeres y ni siquiera todas", comparó la consejera.
Navarro defendió que la violencia machista sólo puede resolverse "desde la igualdad" y "con la implicación de todo el mundo, no sólo las mujeres". "Cien asesinatos al año es algo que tenemos que resolver como un problema de Estado", agregó. En la misma línea se pronunció el presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, al indicar que es necesario "espolear" la conciencia social para aumentar la preocupación ante los malos tratos.
María Antonia Caro, que pertenece a Acción Alternativa y la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, señaló que no será posible acabar con la violencia sexista "mientras se mantengan los actuales cauces de socialización". "La violencia está instaurada como un método de resolver conflictos", añadió antes de señalar que la Ley Integral contra la Violencia de Género no será "la panacea". Además de la atención a las víctimas, Caro se mostró partidaria de las campañas para "resocializar" y "reeducar" a los hombres maltratadores.
La reacción del poder
La médica forense Ángeles Sepúlveda, que pertenece a la Asociación de Ayuda a Mujeres Víctimas de Agresiones Sexuales (Amuvi), señaló que un "solo" acto de violencia contra la mujer es "un problema social". Sepúlveda, que moderó una mesa redonda sobre el papel de la ciudadanía ante la violencia machista, sostuvo que existe una mayor concienciación social ante los malos tratos, pero cree que perduran las situaciones de desigualdad y discriminación. "Sobre todo no se puede ser ciudadana de primera cuando hay una violencia producto de una cultura sexista", dijo.
La inspectora de educación e integrante de la asociación de mujeres Faro-Sur, Berta Muñoz, explicó que el "poder patriarcal" está en todas las esferas y que tanto hombres como mujeres ayudan a transmitirlo. Antes de invitar a recuperar la "parte femenina", que asoció a valores como la solidaridad, la igualdad o la paz, Muñoz expuso que el arquetipo dominante de la hombría está "estrechamente relacionado con la sumisión y el poder". "El poder se ejerce desde el dominio del otro, pero cuando el otro toma conciencia de su sometimiento y se rebela, el dominador queda en evidencia de su fragilidad y no tiene otro camino más que la violencia", señaló.
La sesión matinal de ayer fue cerrada por el rector de la Universidad Carlos III, Gregorio Peces-Barba, quien indicó que la democracia española desterró la discriminación de las mujeres del derecho pero no la desigualdad. "Hay una cultura a veces favorecida por las propias mujeres que educan a de determinada manera a sus hijos", señaló. Peces-Barba defendió el contenido de la ley contra la violencia machista, que suscitó una fuerte controversia en el seno del poder judicial que criticaba que se diferenciase las penas aplicadas a hombres por malos tratos. "No es porque el autor sea hombre, si no porque la víctima es más vulnerable", aclaró.
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