Tontería en movimiento
Es posible que Madrid tenga una deuda con Santiago Calatrava, como, por otra parte, con otros muchos arquitectos. Pero ¿no hay una estación de metro, de tranvía ligero o pesado, algún puente o pasarela sobre la M-30 que pueda realizar? ¿No hay alguna remodelación de museo, ampliación de hospital o edificio de oficinas que pueda llevar su sello? ¿No puede emplear Caja Madrid su dinero, en realidad el de sus clientes, en algo mejor? Porque francamente, el obelisco de la plaza de Castilla parece una de esas antorchas para jardín de Ikea que lo mismo sujetan una vela que una barrita antimosquitos. Lo peor es que se trata de una tontería en movimiento -por cierto, ¿quién va a pagar ese movimiento?-, un desperdicio de energía y recursos y una nueva obra en Madrid sin el más mínimo debate.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.