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Entrevista:TAIEB FASSI-FIHRI | Ministro adjunto de Asuntos Exteriores de Marruecos | SÁHARA, TRES DÉCADAS DE CONFLICTO

"España apuesta por un compromiso"

Taieb Fassi-Fihri, de 46 años, es economista de formación. Se dedicó a la enseñanza en París antes de regresar a Rabat, donde, en 1986, se incorporó al Ministerio de Asuntos Exteriores. En 1998, un año antes de la muerte del rey Hassan II, ingresó en el gabinete real, donde su labor fue apreciada por el nuevo monarca, Mohamed VI. Por eso le nombró primero, en 1999, secretario de Estado de Exteriores y, en 2002, ministro adjunto.

Desde entonces Fassi-Fihri dirige, junto con el titular de la cartera, Mohamed Benaissa, de 67 años, el Ministerio de Exteriores. Considerado como más afín al soberano -Benaissa es un ministro heredado de Hassan II- Fassi-Fihri fue descrito, durante la crisis diplomática hispano-marroquí, como el dirigente marroquí más inflexible. Él siempre desmintió esta acusación proferida por los colaboradores de la ex ministra Ana Palacio.

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Tras una jornada de trabajo, Fassi-Fihri recibió a este corresponsal, con un refresco en la mano, en la suite de su hotel de Tánger, adonde se había trasladado siguiendo los pasos de Mohamed VI, que pasó varios días en la ciudad del Estrecho. Aunque, a diferencia de Benaissa, no habla español, el ministro adjunto se explica con nitidez.

En el Sáhara "el Gobierno español comprende que estamos en un callejón sin salida y apuesta por la emergencia de un compromiso, dado que no se puede imponer una solución a las partes", señala Fassi-Fihri. "Trabaja en ello con otros países como Francia". "Esto nos satisface".

Al ministro adjunto le sorprende la suspicacia de parte de la opinión pública española ante la actitud del Ejecutivo socialista: "Pero si la posición de España se enmarca en los esfuerzos de la comunidad internacional y las resoluciones del Consejo de Seguridad para ayudar a las partes implicadas en el contencioso y a los Estados vecinos a alcanzar una solución política". Además del Sáhara, otros factores contribuyen a mejorar la relación entre Rabat y Madrid. "Lo que más ha cambiado", subraya Fassi-Fihri, "ha sido nuestra voluntad de mantener un diálogo permanente, de empeñarnos en ponernos de acuerdo sobre todos los problemas bilaterales". "Hemos establecido una metodología de trabajo para no sólo anticipar las crisis y abortarlas antes de que estallen, sino aprovechar todo el potencial de cooperación que existe entre nosotros".

La reconciliación hispano-marroquí ha ido acompañada por un auge de la tensión entre Rabat y Argel. "Observamos y lamentamos las declaraciones argelinas, que van en crescendo", se queja Fassi-Fihri. "Utilizan un nuevo léxico, más virulento, que describe a Marruecos como la potencia ocupante" del Sáhara. "En paralelo, Argelia desarrolla una ofensiva diplomática agresiva".

Para Fassi-Fihri, Argel "desencadenó esta campaña poco después de que su majestad el Rey hiciese, en julio, un gesto de apertura y conciliación al suprimir el visado para los ciudadanos argelinos que deseen viajar a Marruecos". "Se incrementó después del envío, en septiembre, al Consejo de Seguridad de un memorándum marroquí cuyo propósito no era belicoso". "Recordaba con hechos la implicación de Argelia en el conflicto" del Sáhara.

"En Argel o en Tinduf siempre ondea la bandera argelina", contesta el ministro adjunto cuando se le pregunta dónde se toman las decisiones que afectan al Polisario. "Argel ejerce una tutela sobre el Polisario", sostiene.

Mohamed Abdelaziz, el líder del movimiento independentista, ha dejado caer, en una carta recién enviada a Kofi Annan, secretario general de la ONU, que mantener el alto el fuego en el Sáhara sólo tendría sentido si se convoca un referéndum. "Por supuesto que esperamos que no reanuden las hostilidades", interrumpidas desde hace 13 años, recalca Fassi-Fihri. "Si lo hace, como amenaza de vez en cuando, el pueblo marroquí unánime sabrá defender su interés superior". El ministro adjunto se empeña una y otra vez en desmentir la imagen de un Marruecos que dice "no" a las propuestas de paz para el Sáhara, la última la elaborada en 2003 por James Baker. "Créame, no somos el país que cierra la puerta", insiste. "Es Argelia la que se esfuerza en bloquear cualquier avance cuando el Consejo de Seguridad nos invita a negociar para alcanzar una solución de consenso".

La última traba, Argelia la puso esta semana "al romper el consenso que prevalecía hasta entonces en la IV Comisión de la Asamblea General de la ONU [sobre descolonización] y presentar, por su cuenta, una resolución que recabó un apoyo muy limitado", se alegra Fassi-Fihri. Encabezada por Francia y España, la UE rehusó respaldarla y optó por abstenerse con otros 64 países; 52 votaron a favor.

Marruecos dijo "sí", recuerda el ministro adjunto, a la primera propuesta de Baker, que no llegó a ser sometida al Consejo de Seguridad, y objetó la segunda. Ésta preveía primero la elección de instituciones autonómicas en el Sáhara "con un cuerpo electoral establecido con criterios arbitrarios y no democráticos". "Esto hubiese creado tensiones sobre el terreno entre la población local".

Tras un lustro de autonomía se hubiese celebrado un referéndum de autodeterminación. "No nos da miedo el referéndum como tal, sino las modalidades y condiciones de su desarrollo", precisa Fassi-Fihri. "¿Por qué Mohamed Abdelaziz figuraba en una lista provisional de votantes y no su hermana?", se pregunta antes de poner otros ejemplos que ilustran, según él, la arbitrariedad del censo.

Pese al mal momento que atraviesa la región, Fassi-Fihri se niega a ser pesimista: "Tengo tendencia a ser optimista porque hay una creciente toma de conciencia de que Marruecos y Argelia deben normalizar su relación y construir el Magreb para responder juntos a múltiples desafíos". "Si, sobre el Sáhara, Argelia no diese la espalda al proceso marcado por el Consejo de Seguridad todo sería más fácil".

Taieb Fassi-Fihri, ministro adjunto de Exteriores de Marruecos.
Taieb Fassi-Fihri, ministro adjunto de Exteriores de Marruecos.EL PAÍS

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