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Maragall insta al sector financiero catalán a invertir en Japón

Pasqual Maragall asiste a la final del mundial de hockey entre Cataluña e Inglaterra

Francesc Valls

No mencionó ningún nombre, pero casi nadie dudaba ayer en Tokio que se refería a La Caixa cuando el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, hizo un llamamiento al sector financiero catalán para decirle "venid y ganaréis". "Es un buen momento, tenemos una buena relación y podemos vender", agregó el presidente con contundencia en su último día en Japón.

Maragall ejerció de propagandista de las bondades de invertir en Japón y en Cataluña. "Somos mejores que los países recién ingresados en la Unión Europea", respondió a la pregunta de un periodista que inquirió sobre por qué era mejor invertir en Cataluña que en otros países de la UE con mano de obra más barata.

"Recompensamos con más enteros en productividad y además, fíjese, que parte de la producción del Seat Ibiza que fue trasladada a Bratislava, vuelve ahora a Cataluña", sentenció el presidente. Tras este alegato, lanzó el que ha sido el estribillo de todo viaje a Asia: "Es imprescindible que haya vuelos directos entre esta zona y Cataluña, que debe convertirse en la puerta de la Península Ibérica a Oriente".

Esa puerta debe poder abrirse en las dos direcciones. En esa línea, Maragall pidió que las instituciones financieras catalanas -Banc Sabadell ya está presente- se establezcan en Japón. "Los próximos dos años son fundamentales, el momento económico es bueno, se ha acabado la recesión en este país", afirmó.

El presidente de la Generalitat confió en que el Consorcio para la Promoción del Comercio Exterior de Cataluña (Copca) se vea obligado a cuadruplicar su local en los próximos años. Toda esta consolidación de la presencia catalana, reiteró Maragall, fue posible gracias a la gestión de anteriores gobiernos de la Generalitat, "que hicieron una buena gestión", a los ayuntamientos -el de Barcelona recibió créditos japoneses durante los Juegos Olímpicos- y a las empresas catalanas."Si no ganamos me van a oír", bromeaba anoche Pasqual Maragall antes de partir rumbo a Macao. El presidente de la Generalitat se refería a la final del mundial B de hockey sobre patines que enfrenta hoy a Inglaterra y Cataluña. Esta final ha convertido este fin de semana a la ex colonia portuguesa de Macao en capital de esa olimpiada del catalanismo en la que compiten las fuerzas políticas mayoritarias: el PSC, CiU y Esquerra.

En Cataluña, esta competición no deja indiferente a ninguna fuerza política. El conseller en cap de la Generalitat, Josep Bargalló, pidió ayer que nadie se apropie políticamente de la selección catalana de hockey sobre patines porque "no representa a ningún partido político" y porque "es un grave error que alguien quiera hacerla suya", informa Efe.

Por su parte, el presidente del PP catalán, Josep Piqué, denunció el "intento de politización" de las selecciones catalanas por parte de Artur Mas, Josep Lluís Carod Rovira y Pasqual Maragall por sus viajes a Macao. Piqué dijo que "mueve a la sonrisa esta especie de carrera desenfrenada, a toda prisa" para ver a la selección catalana, algo que "no contribuye a incrementar el prestigio de los políticos catalanes".

El presidente Maragall fue recibido ayer en audiencia por el príncipe Naruhito, heredero del trono del crisantemo. Todo ello después de haberse reunido con el ministro de Economía y Comercio, Shoichi Nacagawa, y el de Exteriores, Nobutaka Machimura. Hubo también una larga entrevista con la plana mayor de la compañía Nissan y con su vicepresidente Hidetoshi Imazu.

Junto a Maragall, los consejeros de Economía, Antoni Castells, y Trabajo e Industria, Josep Maria Rañé, se batieron el cobre para lograr mayores inversiones y aumentar la producción en la factoría de Zona Franca. Nada se planteó de nuevo, pero la dirección de la multinacional japonesa confirmó que quiere reforzar la fábrica catalana, cuyo incremento de producción podría llegar -de acuerdo con estimaciones iniciales- a 160.000 vehículos en años próximos. Para 2005 la previsión es de 110.000.

Pero los contactos no acabaron ahí: durante la cena, el consejero Castells compartió mesa con la plana mayor de Nissan. El Gobierno, sin embargo, no quiere dar nada por hecho y oficialmente asegura que no hay nuevos compromisos.

Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat, con el príncipe heredero de Japón, Naruhito.
Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat, con el príncipe heredero de Japón, Naruhito.EFE

Entre Oé y Kitano

Pasqual Maragall no olvidó el broche cultural en esta visita al Japón, dentro de la línea catalano-japonesa que une universos tan distantes como los de Tàpies y de Gaudí.

El presidente catalán quiso ayer intercambiar opiniones con el Nobel de literatura en 1994, Kenzaburo Oé. Maragall compartió mesa y mantel sin dejar de hacer país. Almorzó en el restaurante Sant Pau de Carme Ruscalleda con el literato que le conmovió con Una cuestión personal. En la obra se relata la experiencia de un personaje con un universo de terrores y penas dostoiewskiano, a quien nace un hijo con una grave deficiencia cerebral. Es un relato autobiográfico de él y su hijo Hikari, con el que Oé, junto con sus notas sobre la experiencia de Hiroshima, quiere llamar la atención sobre la necesidad de crear un nuevo humanismo periférico en los países asiáticos que asiente el terreno de la literatura sobre los pedestales sólidos de Shikibu, Soseki y el propio Oé.

Además de este encuentro con Oé, el presidente de la Generalitat ha visitado la Japan Foundation, donde Casa Asia firmó el convenio por el que Barcelona será una de las sedes europeas de la exposición Samurai 2005. La citada fundación sólo ha suscrito acuerdos con una asociación China. Ion de la Riva, director de Casa Asia, se mostraba satisfecho con este convenio que traerá a la capital catalana la visión de los samurais que hay desde el siglo XVI, así como una exposición de catanas. En el terreno cinematográfico, habrá un ciclo de cine japonés probablemente en Sitges con filmografía de directores nipones contemporáneos, entre ellos Takeshi Kitano.

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