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ZIN EL ABIDÍN BEN ALÍ | Presidente de Túnez

"Hay que eliminar la frustración y la exclusión que causan el terrorismo"

Juan Carlos Sanz

En el poder desde 1987, cuando derrocó al padre de la independencia de Túnez, Habib Burguiba, a causa de su supuesta senilidad, Zin el Abdín Ben Alí, de 68 años, se presenta este domingo a unos comicios con varios candidatos en liza, aunque nadie duda de que será plebiscitado para un cuarto mandato presidencial consecutivo. Ben Alí, que fue elegido hace cinco años con más del 99% de los votos, concentra en sus manos casi todas las riendas de la dirección del país magrebí. Con unos 10 millones de habitantes y una renta per cápita que ronda los 5.700 euros anuales, Túnez goza de un alto desarrollo económico y social -las mujeres están prácticamente equiparadas en derechos y la escolarización es universal-, pero la política de mano dura de Ben Alí con la oposición islamista suscita continuas quejas de las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos.

"El extremismo y el terrorismo son un paréntesis totalmente cerrado en Túnez"

Con motivo de la visita que efectuó el mes pasado a Túnez el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el Ejecutivo tunecino ofreció a EL PAÍS una entrevista con el presidente Ben Alí, que finalmente se plasmó en unas contestaciones por escrito a un cuestionario que había sido solicitado previamente por la Embajada de Túnez en Madrid. A continuación se extractan algunas de sus respuestas escritas.

Desde su actual responsabilidad al frente de la Liga Árabe, el presidente de Túnez cree que antes del despliegue de unidades militares de su país en Irak, "el pueblo debe recuperar su soberanía". "El envío de tropas a Irak no se ha debatido ni en el marco de la Liga Árabe ni en la Conferencia Islámica. Túnez no tomará ninguna iniciativa fuera de este marco".

Ben Alí también cree que "la única manera de detener el actual ciclo de violencia entre palestinos e israelíes es volver a la mesa de negociaciones sobre la base de la legalidad internacional, las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y los acuerdos concertados entre las partes. Estas iniciativas son tributarias de la capacidad de la comunidad internacional de obligar a Israel a respetar los acuerdos concluidos y empezar a aplicar la Hoja de Ruta para permitir el establecimiento de un Estado palestino".

En cuanto a las relaciones con la Unión Europea, el jefe del Estado destaca que Túnez fue pionero al alcanzar un acuerdo de asociación en 1995. "La cumbre 5+5 [naciones mediterráneas del norte y el sur, entre las que figuran España y Túnez] que nuestro país albergó en diciembre de 2003 ha sido la ocasión de profundizar la concertación entre ambas orillas del Mediterráneo occidental sobre las apuestas de desarrollo, seguridad y de paz en la región", argumenta el presidente tunecino, quien también se muestra favorable a la "edificación de la Unión del Magreb Árabe" con Marruecos, Argelia, Libia y Mauritania.

A pesar de las críticas al "pluralismo de fachada" del régimen lanzadas por sectores de la oposición tunecina que han llamado a boicotear las urnas, Ben Alí defiende la "obra reformista" que emprendió en 1987, para crear "una sociedad que rechaza el extremismo, está abierta a su entorno y sigue fiel a sus raíces culturales". Pero también quiere que su país "evite los riesgos de fracaso sufrido por otras experiencias", en alusión a la crisis interna argelina.

El presidente se jacta además de la "consolidación de los derechos de la mujer" en Túnez, donde una cuarta parte de la población activa es femenina y la tasa de escolarización de las niñas supera el 99% a partir de los seis años. "La mujer es el símbolo de progreso y modernidad de nuestro país", enfatiza Ben Alí antes de cantar las excelencias de una "economía abierta y equilibrada" que en los últimos años crece con una tasa anual superior al 5%.

El atentado contra una sinagoga ocurrido en abril de 2002 en la isla de Yerba, en el que murieron 16 personas -11 de ellas turistas alemanes-, le da pie para asegurar que el terrorismo derivado del extremismo y el fanatismo amenazan la seguridad y la estabilidad del mundo. "Hemos avisado de este peligro desde principios de los años noventa. Túnez no ha dejado de reforzar su condena a estos fenómenos contrarios a los preceptos de todas las religiones".

Ben Alí reflexiona finalmente en voz alta sobre la necesidad de "una aproximación internacional global" para combatir y erradicar el terrorismo no sólo desde el punto de vista de la seguridad, sino también desde sus "causas profundas", en particular "la proliferación de los focos de tensión y conflictos" y la "persistencia en no aplicar el mismo rasero en la gestión de las cuestiones internacionales pendientes".

"Hemos llamado a la creación de un fondo mundial de solidaridad y de lucha contra la pobreza (...) Es imperativo intentar eliminar los factores de frustración y de exclusión" generados por la "ampliación de la fractura entre el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo" para poder luchar contra el terrorismo y consolidar la cooperación entre los Estados en esta materia. "En Túnez, el extremismo y el terrorismo son un paréntesis totalmente cerrado (...) Hemos adoptado una aproximación [al problema] que nos ha permitido extirpar las raíces del extremismo en términos social, económico y cultural", concluye el presidente Ben Alí.

El presidente tunecino, Zin el Abidín Ben Alí.
El presidente tunecino, Zin el Abidín Ben Alí.REUTERS

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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