Ofensas
Tan sólo quisiera decirle al embajador de Estados Unidos en Madrid, el señor George Argyros, que si se sintió ofendido cuando el señor Zapatero no se levantó al paso de la bandera de su país, en la festividad del 12 octubre de 2003, más ofendidos nos sentimos todos los ciudadanos de Bruselas (y del mundo), y especialmente los de nacionalidad española, cuando todas las embajadas establecidas en esta ciudad ondearon sus respectivas banderas a media asta durante más de tres días para demostrar su apoyo y luto a las víctimas del 11-M. Su país no lo hizo, ni tan siquiera para agradecer al gran amigo de su presidente, el señor Ánsar, por el apoyo dado a la guerra de Irak sin respetar la voluntad de los ciudadanos (90% en contra).
Yo llamé a la embajada de su país para comentarles dicho suceso cuando todas las embajadas, al lado de la americana, lo hacían; la respuesta: no habían recibido órdenes de Washington. No sé si es diplomático o no... No me importa, por encima están 200 víctimas de un atentado.
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