La colección Taschen entra en un museo nacional
La exposición de Martin Kippenberger en el Retiro se convierte en un homenaje al artista
La colección de arte del editor de origen alemán Benedikt Taschen sale por primera vez de domicilios y despachos para instalarse en un museo nacional. El Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52, http://museoreinasofia.mcu.es) presentó ayer en su sede 80 obras de 16 artistas de los años ochenta, entre ellos Albert Oehlen, Thomas Struth, Gunther Forg y Jeff Koons, y en el Palacio de Velázquez, un centenar de piezas de Martin Kippenberger (1953-1997).
El editor Benedikt Taschen declaró ayer que en los comienzos de los años ochenta, cuando inició su colección de arte, descubrió a una serie de artistas de distintos países y la posibilidad de realizar ediciones de arte más asequibles para una difusión mayor. Los catálogos de gran formato, como los editados con motivo de las dos exposiciones, llevan la imagen de la marca. "Es un privilegio enorme y espero que disfruten con la colección. Es difícil ver en el futuro obras de artistas de la misma generación 20 o 30 años más tarde".
"Mi pasión fue siempre el arte", señaló el coleccionista al comentar que había crecido rodeado de obras de arte de los años cincuenta y sesenta en la casa de sus padres. Su padre, médico, atendía con frecuencia a artistas, que pagaban con sus cuadros. Compró la primera obra a los 19 años y siempre con el mismo criterio de unir el interés personal con la amistad del artista. "Otros coleccionistas prefieren tener un abanico de artistas de una generación. Mi opción personal es centrarme en una gama pequeña de artistas que para mí son los más relevantes. Como coleccionista y como amigo nunca me han importado las nacionalidades o los aspectos religiosos. Lo que cuenta es el trabajo, las obras, y no de dónde procedan".
En la sala de la planta baja del Museo Nacional Reina Sofía (hasta el 15 de enero) se han distribuido unas ochenta obras de 16 artistas, en un montaje diseñado por Patricia Reznak. En los espacios se mezclan los autores, desde el comienzo, donde conviven las pinturas de Günther Forg y las fotografías de Thomas Struth. En otras paredes, un enorme Krisiun, de Albert Oehlen, en tinta de plotter sobre lienzo, comparte el espacio con Mike Kelley y una serie de imágenes de Cindy Sherman. Las piezas de Jeff Koons ocupan el mayor lugar, con sus esculturas de plástico y porcelana, aunque el visitante se puede encontrar en otros lugares con un Luis XIV o unas flores. Hay cuatro grandes desnudos de Helmut Newton junto a series de fotografías de Thomas Struth. También se cuelgan otras fotos de Wolfgang Tillmans, Elmer Batters y los interiores de Julius Shulman, además de otras obras de Christopher Wool y Eric Stanton.
La directora del museo, Ana Martínez de Aguilar, destacó el papel de las colecciones privadas en el patrimonio de los países y calificó de "colección arriesgada" la que se presenta al público por primera vez. "La Taschen es una colección singular y el gran interés que existe por los artistas de los años ochenta confirma la importancia en los años sucesivos. No tiene pretensiones históricas, sino de apostar por un número reducido de artistas y tener numerosas piezas de ellos. De Albert Oehlen y de Martin Kippenberger tiene un centenar de obras de cada uno". También recordó la vinculación de Kippenberger con España, donde vivió desde los años ochenta en Tenerife, Sevilla y Madrid.
La comisaria de las dos exposiciones, la historiadora del arte Marga Paz, señaló "la calidad y lo específico" de la colección Taschen. "No es fácil hacer una colección que no tenga un criterio histórico o temático. Aquí es un criterio personal, relacionado con una historia personal y profesional. El proyecto tiene tres años y en este tiempo ha sido una experiencia extraordinaria conocer cada obra y la relación entre los artistas. Sobre Martin Kippenberger se han seleccionado las obras más especiales de toda su carrera y es una ocasión única para ver sus pinturas, que cada vez adquieren más importancia en el mundo del arte".
El chico malo
La exposición de Martin Kippenberger en el Palacio de Velázquez del Retiro (hasta el 10 de enero) se convirtió ayer en un homenaje al artista, muerto a los 44 años. Entre los asistentes, Kevin Power, subdirector del Reina Sofía, que organizó una exposición de sus carteles en Sevilla; el artista Guillermo Paneque ("este cuadro lo hizo en mi casa, en Carmona", dijo) y la galerista Juana de Aizpuru, que organizó tres exposiciones.
Pinturas, instalaciones y dibujos (algunos collages hechos con su amigo Albert Oehlen) forman el montaje diseñado por Paloma Lasso de la Vega, Luis Enguita y Albert Oehlen. Para la comisaria, la obra de Kippenberger es moderna y a la vez vanguardista, al comprometerse con los conceptos culturales. A partir de imágenes de los medios de comunicación, de los políticos y de la publicidad, "pone en tela de juicio nuestra realidad social y la historia de nuestra cultura".
En la visita-taller del Servicio Pedagógico se le presenta como "el Bad Boy del arte alemán contemporáneo".
Babelia
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