El crudo afecta las cuentas de Latinoamérica
La subida del barril de petróleo ayuda a las arcas de algunos países, pero dispara el riesgo de inflación
El feroz encarecimiento del crudo (el brent superó los 51 dólares en Londres) tiene víctimas y beneficiarios en Latinoamérica y es un arma de doble filo para la región. Despierta el temor a la inflación, a una recesión global y recuerdos de las heridas que dejó la subida del barril en la década de los 70. Aun así, los principales productores de oro negro en la Latinoamérica están disfrutando de una bonanza de ingresos gracias a la escalada del petróleo.
En Venezuela y Ecuador la mitad de los ingresos del Estado proviene de sus exportaciones de crudo
Corría el año 1979 cuando la economía mundial comenzó a hundirse. Las grandes potencias sufrieron una parálisis inducida por la subida imparable del barril, que pasó de venderse a dos dólares a principios de década a costar 30 dólares en las puertas de los ochenta. Inestabilidad en Oriente Próximo, sed desaforada de petróleo y descensos en la producción de crudo espolearon la subida. Paro, inflación y recesión fueron la tónica en los países más desarrollados. A mediados de los ochenta, sin embargo, el precio del crudo se derrumbó. Con ello, Europa y Estados Unidos retomaron el rumbo de crecimiento.
En América Latina, sin embargo, las repercusiones se eternizaron. Daniel Yergin, quizá el principal historiador del petróleo, cuenta en su obra The Prize la certeza y el empeño con que los principales exportadores de la región en esa época (México y Venezuela) se endeudaron hasta la camisa pensando que los altos precios del crudo se mantendrían. Cuando no fue así, sus cuentas públicas se tiñeron de rojo y el pago de su deuda externa arruinó sus economías. Y eso que eran los afortunados, es decir, los que atesoraban petróleo en las entrañas de su territorio.
Los otros países, los que no eran exportadores netos de crudo, tuvieron que recurrir a los mercados internacionales para conseguir financiación y comprar petróleo a esos precios exorbitantes para alimentar a sus industrias durante la subida. El resultado fue un endeudamiento externo que dejó un rastro de economías maltrechas a lo largo de los ochenta. Muchos factores se juntaron, hasta desembocar en la crisis de la deuda externa. Según, Yergin, el encarecimiento del petróleo fue una de las principales variables.
¿Volverá el continente a tropezar con la misma piedra ahora que el crudo ha roto la mítica barrera de los 50 dólares tanto en el mercado de Londres como en Nueva York? Lo primero que señalan los expertos ante esta interrogante es que el precio del barril en términos reales, es decir, en dólares de hoy, todavía no supera las alturas que alcanzó en la crisis del 1979.
Efectos nocivos
Los efectos nocivos del crudo, sin embargo, no dejan de acechar a las economías de América Latina. En un año en que los principales organismos internacionales (Banco Mundial, FMI, CEPAL) apuntan a un crecimiento para la zona que oscilará entre el 3,5% y el 4%, las mejores cifras desde 1997, el petróleo podría manchar las relucientes cuentas que presenta los Gobiernos de la región. El principal temor, como ha declarado hace poco José Luis Machinea, secretario ejecutivo de la CEPAL, es que se dispare la inflación como resultado de la subida del petróleo. Controlar los precios se ha convertido en uno de los principales objetivos de los Gobiernos.
De momento, la inflación se mantiene bajo los pronósticos de principio de año, pero el verdadero examen vendrá en 2005, dice Paulo Vieira da Cunha, economista del banco HSBC. La inflación en Brasil, que da Cunha pone como ejemplo, ya está siendo empujada principalmente por el precio del crudo. La estimación oficial para 2005 es del 4,5%, pero economistas como él vaticinan que podría superar el 5,5%.
Pero no sólo se trata de la inflación en propias fronteras. El alto nivel de endeudamiento externo de estos países los convierte en presas fáciles para cualquier subida de los tipos en Estados Unidos. Una veloz subida de tipos de interés en EE UU, con el objetivo de calmar su propia inflación causada por la subida del crudo, sería un duro golpe para las cuentas de los Gobierno latinoamericanos.
Más ingresos
Sin embargo, los Gobiernos y los expertos no han disparado las alarmas a raíz de la subida del precio del barril. Y es que, por lo menos con respecto al oro negro, muchas cosas han cambiado para el continente desde los setenta. Desde entonces, la producción de petróleo se ha duplicado a 10 millones de barriles diarios. La demanda mundial de crudo se encuentra en estos momentos en 82,4 millones de barriles al día.
Brasil, por ejemplo, se ha convertido en un productor capaz de autoabastecerse. En 1979, según datos de la aseguradora alemana Allianz, el crudo suponía el 40% de sus importaciones. El próximo año, sin embargo, no dependerá de las importaciones de crudo en otros países. En el caso de Argentina, que en los años setenta importaba petróleo, ahora tiene un volumen de exportación de crudo que supone un 20% de las ventas totales al extranjero.
Además, el incremento de la capacidad de producción significa también que los presupuestos del Estado se benefician del encarecimiento del crudo. En México, una tercera parte de los presupuestos se financian con los ingresos del sector petrolero, mientras que en Venezuela es la mitad, lo mismo que en Ecuador. La bonanza petrolífera en Venezuela supondrá un ingreso de 46.000 millones de dólares para las arcas del Estado.
Esta es la lista de los venturosos. Los países centroamericanos, junto con Chile, Uruguay y Paraguay, no obstante, se mantienen como importadores netos de crudo y la subida del petróleo supone un reto más para sus economías. El FMI, sin embargo, ha mantenido en firme sus previsiones para estas naciones.
Pero si el precio del petróleo continúa su escalada y debilita notablemente el crecimiento económico de los países industrializados, la mayoría de los países latinoamericanos no podrán evitar repercusiones negativas. Sobre todo México, que vende a EE UU el 90% de sus exportaciones, pero Brasil y Argentina también sufrirán retrocesos. Los ganadores en este escenario económico serían Venezuela y Ecuador, aseguran los analistas, ya que sus economías, para bien y para mal, dependen casi únicamente del oro negro.
Venezuela sube impuestos para exprimir el 'oro negro'
Venezuela, uno de los países más ricos en petróleo del mundo, ha sido uno de los principales beneficiarios de la subida del crudo. El principal exportador de la región, que además atesora una de las mayores reservas de crudo del mundo, ha obtenido por el crudo beneficios este año de 46.000 millones de dólares. Y podrá recaudar más.
Las multinacionales petroleras y el presidente, Hugo Chávez, mantenían relaciones armoniosas después del tumultuoso referendo que ratificó en agosto su mandato. Shell, Chevron Texaco, Total y la española Repsol son algunas de las empresas que han anunciado aumentos de inversiones en el país suramericano.
Esta semana, sin embargo, el presidente venezolano les dio un baño de agua fría al ordenar una subida del 1% al 16,6% en el impuesto de explotación que pagan al Estado las multinacionales petroleras que operan en su país.
"No habrá más petróleo regalado. No hay razón para que sigan gozando" subrayó en su programa de radio y televisión. El impuesto de 16,6% será aplicado a las asociaciones petroleras formadas en Venezuela con capital extranjero, que explotan la región suroriental del Orinoco.
Allí se encuentra "la principal reserva petrolera del mundo", subrayó Chávez. Con la aplicación de esta tasa el Estado venezolano, calculó Chávez, recaudará unos 3,48 millones de dólares diarios. Es decir, unos 1.270 millones de dólares al año.
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