Huerta a precio de oro
Un agricultor de Alboraia vence a la especulación y logra mantener su modelo de agricultura ecológica
Hace 17 años, la alquería en la que vive Vicent Martí desde hace 21, en el límite de las huertas de Alboraia y Meliana, en L'Horta, costaba unos 28.300 euros. Hace pocas semanas, Martí, pagó 270.000 por ella y por seis hanegadas de tierra y ganaba así una batalla contra la especulación que en los últimos años se ha llevado por delante una buena parte de la huerta que rodea a la ciudad de Valencia. Un dinero que el agricultor reunió con ayuda familiar, y que hace su caso todavía más singular.
Martí es uno de los pocos representantes de la agricultura tradicional de la comarca de L'Horta. No utiliza productos químicos artificales como abono ni como pesticida. Y las verduras que produce resultan extrañas de puro natural: tienen formas irregulares, y un olor y un sabor intensos que remiten a otros tiempos.
La supervivencia de Vicent Martí, que compite con hortalizas de fuera de L'Horta, cultivadas en invernaderos, tratadas con hormonas y aditivos, recogidas todavía verdes y maduradas en cámaras, se explica por la fidelidad de sus cerca de 100 clientes fijos, consumidores finales porque en su negocio no hay intermediarios. Una vez por semana se desplazan hasta la alquería y recogen su caixeta de verduras de temporada. Cuesta 12 euros; 15 si incluye media docena de huevos, "tan buenos que pueden comerse crudos", según asegura un habitual.
Las técnicas ecológicas de Martí están amenazadas por el precio que ha tenido que desembolsar para mantener su trabajo, y por ello apela a la "responsabilidad social del consumidor". "La gente debería preguntarse por el recorrido que ha tenido lo que come antes de llegar a su mesa", dice, y cita como ejemplo las condiciones laborales de los inmigrantes empleados en el sector.
El agricultor enmarca también su decisión en la voluntad de mantener la huerta frente al empuje de la construcción, principal motivo de la escalada de precios de los terrenos agrícolas. Y concluye: "Se rompen la cabeza en ver si pueden calcular las medianas y las rotondas como zonas verdes cuando esto es un mar verde". Rehabilitado, opina, en este espacio podrían convivir los labradores con un área de recreo de alto valor paisajístico, justo al lado de la ciudad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.