Sharon busca el apoyo de los ultraortodoxos para salvar su Gobierno
Musa Arafat, responsable de la Seguridad Militar palestina, sale ileso de un atentado
El Gobierno de Ariel Sharon se encuentra al borde del precipicio. El primer ministro israelí duda entre comprar los votos de los ultraortodoxos judíos del partido religioso sefardí Shas o convocar elecciones anticipadas. En su opinión, son las dos únicas fórmulas válidas que le permitirían salvar el plan de retirada de Gaza, incluido el desmantelamiento de los 21 asentamientos de la zona, una operación ambiciosa que se ha convertido en la piedra angular de su carrera política y que está siendo boicoteada a la vez por los laboristas y por su propio partido, Likud.
Pocas horas después de que el Parlamento de Jerusalén infligiera una dura derrota al primer ministro, al desestimar por 53 votos contra 44, los principios generales del plan de retirada de Gaza, el jefe de Gobierno ponía en marcha un plan de salvación con el que pretende mantenerse en el poder y llevar a término el proyecto. La operación se aceleró en la tarde de ayer, al sufrir una segunda derrota en el Comité de Finanzas, que debía aprobar un proyecto de ley con el que se iban a conseguir un millón y medio de dólares para pagar parte de las indemnizaciones de los colonos a desalojar de Gaza.
La primera gestión de la operación salvación fue la de enviar al ministro de Defensa, Saul Mofaz, a dialogar con el jefe espiritual del partido Shas, el rabino Yosef Ovadia, con la intención de recabar el apoyo de sus 11 diputados, a cambio de suculentas subvenciones para su red asistencial, configurada por escuelas, guarderías y hospitales. El Shas, que hasta hace poco mantenía su oposición al plan de retirada de Gaza, parece ahora dispuesto a aceptarlo. Las conversaciones entre el mensajero gubernamental y los religiosos continuarán en los próximos días.
Ante la hipótesis de que las negociaciones entre el Gobierno y los religiosos judíos pudieran fracasar, Sharon tiene ya una alternativa: ha convocado a sus asesores más estrechos, conocidos por el sobrenombre de Equipo de la Granja, en alusión a que se suelen reunir con ellos en su granja de los Sicomoros, en el Neguev, a un cónclave secreto para examinar la oportunidad de convocar elecciones anticipadas. Sharon finaliza su mandato a finales del año 2006 y hasta la primavera de 2007 no está prevista la convocatoria de los comicios.
Como fórmulas intermedias para conseguir los apoyos parlamentarios suficientes al plan de retirada de Gaza, Sharon ha lanzado también una operación de acercamiento al Partido Laborista, que cuenta con 21 diputados, aunque desconfía de los resultados, a tenor del caos en que se encuentra sumida la organización por falta de un liderazgo claro.
En minoría
Sharon se encuentra desde el pasado junio en minoría parlamentaria, tras la salida de un sector radical del Gobierno opuesto a su plan de retirada de Gaza. Estos abandonos le dejaron con 59 diputados en una Cámara de 120 escaños. El primer ministro ha podido mantener esta precaria situación gracias a la red de seguridad que le ha venido tendiendo los laboristas, que en las votaciones puntuales le han apoyado. Sin embargo, desde ayer el primer ministro ha empezado a descender en una caída libre que le conduce a la reestructuración de las alianzas o a la convocatoria de elecciones.
Por otra parte, el general Musa Arafat, primo del presidente Yasir Arafat, y máximo responsable de la Seguridad Militar palestina, salió ayer ileso de la explosión de un coche bomba. El artefacto estalló a primera hora de la noche, cuando el convoy que acompañaba a casa al general abandonaba sus oficinas de El Serrallo en el centro de Gaza. Un viandante resultó herido por la onda expansiva, mientras el coche de Musa Arafat y de sus colaboradores aceleraba y se perdía por las calles de la capital.
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