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Bienestar Social retrasa al año que viene la puesta en marcha de la Agencia de Prestaciones Sociales

El organismo se centrará en la ayuda a mayores que desean permanecer en su domicilio

Más de tres años después del primer anuncio de la creación de la Agencia Sociosanitaria, esta apuesta sigue sin ver la luz. Bienestar Social, que ha rebautizado el proyecto como Agencia de Prestaciones Sociales, ha dado también la vuelta al diseño inicial. En lugar de un gran plan de asistencia a enfermos crónicos, terminales, discapacitados o mayores, el organismo centrará sus esfuerzos en lo que sus técnicos prevén que se concentrará la demanda de personas con dependencia: los mayores que necesitan ayuda pero que desean permanecer en su domicilio. La consejería que dirige Alicia de Miguel estima que este organismo echará a andar el próximo año.

La idea que tiene la Consejería de Bienestar Social es que uno de los mayores problemas a los que se enfrentará en los próximos años será el del aumento de personas con problemas de dependencia moderada o leve. El departamento que dirige Alicia de Miguel estima que la atención de los grandes dependientes -personas incapaces de valerse por sí mismas- está cubierta con los recursos sanitarios o las plazas de residencias de la tercera edad, dotadas de servicios para personas asistidas. "El problema real está en la dependencia leve y moderada", destacan desde la consejería. Este departamento estima que en los próximos años habrá un número cada vez más extenso de personas con dificultades para hacerse la comida, moverse, asearse, limpiar la casa, que desean mantenerse en su ambiente, en su casa. El crecimiento de estos casos, tanto por el incremento de la esperanza de vida, como por la incorporación de la mujer al mercado laboral que impedirá hacerse cargo de estas situaciones, hará necesario un aumento de plazas en centros de día o de la extensión de la atención a domicilio.

Para "vehicular la atención a la dependencia" a través de servicios y los ya existentes, Bienestar Social pretende poner en marcha en 2005 la Agencia de Prestaciones Sociales, encargada de proveer el servicio e intermediar entre el usuario y la entidad que ofrece el recurso, sea una empresa privada o la propia Administración. A ello, añaden desde la consejería, se sumaría un área de coordinación con los distintos departamentos relacionados con la prestación de servicios como educación, vivienda y otros.

La atención de los enfermos crónicos, terminales o drogodependientes, sería un apartado que correspondería a la Consejería de Sanidad. En estos casos, "nosotros atenderíamos sus necesidades sociales", apuntan desde Bienestar Social. Este planteamiento supone un cambio de enfoque respecto al diseño inicial de la Agencia Sociosanitaria abordada a mediados de 2001.

Entonces, se planteó -primero por el consejero de sanidad, Serafín Castellano, aunque más tarde se recogió la idea por Bienestar Social, cuando estaba al frente de este departamento Rafael Blasco-, configurar una organización que tomara recursos de estas dos consejerías y que se encargara de las personas dependientes, fueran mayores o discapacitadas, pero también de enfermos crónicos, terminales e incluso toxicómanos. Esta estructura ya contemplaba ceder a la "iniciativa social", es decir al sector privado, parcelas de servicios.

Continuidad de recursos

La estructura final de la Agencia de Prestaciones Sociales se ha dejado en el camino la coordinación con recursos sanitarios, una idea que es considerada básica por Polibienestar, un grupo de investigación en dependencia de la Universitat de València. Para este equipo, que lleva años trabajando en la idea de una agencia sociosanitaria, lo importante de este organismo es tener la capacidad de aunar esfuerzos sociales y sanitarios, de forma que haya una continuidad entre estos recursos -"generalmente las personas de las que hablamos necesitan ayudas sociales y sanitarias"- y acabar con la estructura actual basada en "compartimentos estancos". Para ello, sería fundamental que la agencia contara con "personalidad jurídica propia y presupuesto independiente especificado en las cuentas de la Generalitat". Para Polibienestar la unión de los servicios sociales y sanitarios relacionados con estos pacientes es imprescindible si se pretende crear flujos continuos entre las necesidades de asistencia social y sanitaria, de forma que se aprovechen mejor los recursos existentes en estas dos parcelas. "Mientras la asistencia de un centro de día cuesta 720 euros al mes y una residencia unos 1.500, la hospitalización durante un mes se dispara a 6.000 euros", apuntan, "y muchas veces se malgastan recursos en ingresos hospitalarios mientras la persona podría estar mejor atendida en casa con la atención adecuada". Para ello, desde Polibienestar defienden la existencia de una unidad que coordine estos dos tipos de recursos.

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