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Un estudio anima a las cooperativas a fusionarse para ganar cuota de mercado

Cinco firmas europeas controlarán el 40% de las ventas en 2005

Un estudio monográfico sobre las empresas de economía social en general y el cooperativismo agroalimentario en particular promueve que el gran reto de cooperativas, mutuas, asociaciones y fundaciones pasa por su dimensión. El desarrollo de procesos de concentración se enfila como una de las claves para que estas empresas afronten la globalización del mercado y se aproximen a los parámetros europeos.

La publicación, que pertenece al sexto número de la revista Mediterráneo Económico que edita el Instituto de Estudios de Cajamar, anima a las cooperativas agrícolas a incrementar el valor añadido de sus productos llegando a la cuarta y quinta gama e incluso al precocinado.

La publicación, coordinada por Juan Francisco Juliá, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Politécnica de Valencia, aborda los diferentes ámbitos que componen el mercado español de economía social y concreta la experiencia de los grandes grupos cooperativos del país como son Mondragón, la Fundación ONCE, la mutua de seguros Mapfre y la corporación empresarial Anecoop.

Pero el estudio también se detiene en el asociacionismo agrario, el crecimiento y expansión territorial del crédito cooperativo, las empresas de trabajo asociado y en el papel que juegan las cooperativas de consumidores. Andalucía es la comunidad autónoma con mayor número de cooperativas y de socios, así como de mayor volumen y superficie. Sus valores de cuota de mercado destacan de manera notable en productos como el aceite y las hortalizas.

Sin embargo, estos datos regionales se diluyen ante una realidad nacional que resulta, en conjunto, poco competitiva con Europa. "El sector agroalimentario es esencial dentro de la economía española y debe preocupar a todos los agentes. Pero el escenario en el que se mueve la agricultura está afectado por la globalización. Una cuarta parte de la actividad comercial está concentrada en 100 empresas a nivel mundial", advierte el profesor Juliá.

Si en Europa existen 27.000 cooperativas agrarias activas con casi nueve millones de socios la realidad española, en el año 2001, era de 3.926 entidades asociativas (cooperativas y SAT) que agrupan casi a un millón de socios. La media de socios del cooperativismo en Europa se sitúa en 400 frente a los 249 de España.

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Volumen de negocio

Países como Dinamarca y Holanda son los de mayor tradición cooperativa, mayor cuota de mercado y también cooperativas de mayores dimensiones. "En Holanda los sectores del lácteo, la flor cortada y las hortalizas están en manos de cooperativas en un 82%, un 95% y un 80% respectivamente. Se ha reducido su número pero ha aumentado su volumen de negocio por un fuerte proceso de concentración", expone Juliá.

El peso del cooperativismo en los países nórdicos es tal que otros como Reino Unido, Bélgica, España, Italia, Portugal o Grecia quedan muy por debajo de la media comunitaria. La realidad española, con 13 leyes autonómicas diferentes sobre cooperativismo, hace que las diferencias observadas a nivel europeo se trasladen en muchos casos al plano autonómico. "El volumen facturado es creciente pero mucho menor que la media europea. Los agricultores españoles creen en estas entidades asociativas y las aprecian. Estamos en el camino, aunque con cierto retraso. Hemos reducido el número de cooperativas pero la facturación ha aumentado y hoy ya representa el 43% de la producción final agraria", resume Juliá.

Sólo en la Comunidad Valenciana se han realizado, entre 1997 y 2003, 30 fusiones de cooperativas agrarias, siendo representativo el hecho de que si en 1997 sólo tuvo lugar una, han sido 20 las acometidas en los últimos tres años.

El estudio económico anuncia un futuro no muy esperanzador en cuanto a la concentración de las firmas de comercialización alimentaria se refiere. Advierte de que para el año 2005 las cinco primeras firmas de la distribución europea controlarán el 40% de las ventas, frente al 15,8% de cuota que ostentaban en 1991.

Frente a la globalización o a la concentración de la demanda las nuevas metas pasan por redefinir el tamaño de las cooperativas para hacerlas más competitivas. El sector hortofrutícola almeriense se ha convertido en el mejor ejemplo de que las cooperativas pueden jugar un papel esencial en el desarrollo de las regiones.

El reto de la formación

La formación es también uno de los grandes retos que llevan aparejadas las nuevas demandas del mercado. En España sólo el 15% de la población activa recibe formación continua, cifra que choca con el 40% de países como Alemania.

Es una "tremenda" asignatura pendiente, a juicio de Juan Francisco Juliá, si se entiende cooperativismo y formación como un binomio necesario. El ex presidente de Eroski Antonio Cancelo Alonso señala en Mediterráneo Económico que el contenido de la formación que debe gestionarse en la empresa de Economía Social debe agruparse en el área de los conocimientos prácticos. "La falta de conciencia sobre esta evolución que convierte lo nuevo en viejo, que desgasta lo sabido, que obliga con harta frecuencia a desaprender con tanto ahínco como a aprender, conducirá a la pérdida de eficacia de las personas por el desajuste entre sus conocimientos y los requerimientos del puesto de trabajo", dice Cancelo.

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