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Tribuna:ELECCIONES EN AFGANISTÁN
Tribuna
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Un vistazo a la Ley Electoral de Afganistán

La celebración de las primeras elecciones presidenciales en Afganistan ofrece la oportunidad para analizar el marco legal que regirá los comicios y otros aspectos destacables del mismo.

- Antecedentes

Las elecciones no son un concepto nuevo para el legislador afgano, aunque, sin duda, sí lo son para la mayoría de la población, de unos 27 millones de habitantes, muchos de los cuales no han conocido más que la realidad de 23 años de conflicto armado. El primer precedente en la historia moderna afgana de creación de un Parlamento se remonta a la Constitución monárquica de 1931, que incluía el establecimiento de un Parlamento elegido con un sistema mayoritario de circunscripciones, similar al modelo británico, que no llegó a probarse en las urnas. El mismo sistema electoral fue adoptado en la Constitución de 1964, cuya aplicación generó un Parlamento (o Wolesi Jirga) hiperfragmentado, con tantos partidos políticos y candidatos representados como escaños, lo que contribuyó notablemente al desprestigio de la monarquía y el subsiguiente golpe de Estado comunista.

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Paradójicamente, el siguiente intento de crear un Parlamento multipartidista tuvo lugar a mediados de la década de los ochenta, bajo el mandato de Najibullah, caso excepcional de manipulación electoral por parte del Gobierno para aumentar la representación de la oposición en un último esfuerzo de supervivencia del régimen comunista, que fracasó plenamente por el boicoteo de los grupos islámicos. Después vinieron la guerra civil entre las diferentes facciones islamistas, el ascenso al poder de los talibanes, la invasión estadounidense y el acuerdo de paz de Bonn de finales de 2001, que concluyó con la designación de un Gobierno interino de unidad nacional bajo la presidencia de Hamid Karzai, quien se mantendrá al frente de éste hasta la celebración de elecciones de este año.

- El marco constitucional

El texto constitucional aprobado a primeros de 2004 por la Gran Asamblea Consititucional (o Loya Jirga) se concluyó sin concretar todos los aspectos electorales, aunque sí establece algunas indicaciones sobre los mismos. Así, por ejemplo, establece que el presidente será elegido por un sistema mayoritario a doble vuelta similar al francés, que habrá un Parlamento bicameral, cuya Cámara baja (Wolesi Jirga) es de elección directa, mientras que la Cámara alta (Meshrano Jirga) se elegirá entre los representantes de los consejos provinciales, de distrititos y por designación presidencial directa. Una de las novedades de la Constitución es que establece una cuota de representación femenina mínima en un país donde las mujeres han sido y son tradicionalmente excluidas de la política. Así, el número de mujeres ha de ser el doble del número de provincias en el país, 68 de 249 escaños, el 27%, lo que situaría a Afganistán muy por encima del 17,1% de media mundial de representación femenina en los Parlamentos.

La autoridad electoral definida en la Constitución es una Comisión Electoral Independiente de futura creación. Por último, la Constitución urge que "se hagan todos los esfuerzos posibles para que las primeras elecciones presidenciales y legislativas tengan lugar simultáneamente", lo que no va a ocurrir, no por voluntad de contradecir la Carta Magna, sino más bien por dificultades logísticas y operativas.

- La Ley Electoral

Después de mes y medio de trabajo y otro tanto de deliberaciones, idas y venidas, en el Consejo de Ministros del día 27 de mayo de 2004, el presidente Hamid Karzai firmó el decreto 28/04 adoptando la Ley Electoral. Si bien la ley tiene aspectos controvertidos, como el sistema electoral que regirá las elecciones parlamentarias, las características más notables son: el establecimiento de la autoridad electoral bajo la Junta Electoral Conjunta -órgano que amalgama al Gobierno afgano y a Naciones Unidas-, los plazos de ejecución de la ley y la creación de una Comisión de Seguimiento en los medios de comunicación.

- Los candidatos

De acuerdo con los plazos de la ley, durante dos semanas se presentaron 23 candidaturas presidenciales. Cada candidatura ha de incluir el nombre del candidato a presidente y sus dos vicepresidentes, acompañado de una extensa declaración firmada declarando que, entre otros requisitos, los candidatos son de nacionalidad afgana, son mayores de edad, están inscritos en el censo, no mantienen vínculos con facciones armadas y no cuentan con antecedentes penales. Las candidaturas se completan con el depósito de 50.000 afganis (1.000 euros), la fotocopia de 10.000 tarjetas de votante de diferentes regiones del país y la carta de dimisión si el candidato ocupa un puesto público.

Las candidaturas fueron revisadas por la Junta Electoral, que, tras recibir el compromiso por escrito de Dostum, Mohaqiq y Jalili de desvincularse de las milicias, aprobó 18 de las 23 originales. De estas 18 candidaturas que aparecen en la papeleta electoral, 14 representan a candidatos independientes y 4 están respaldadas por partidos políticos. Entre los candidatos independientes el mejor posicionado parece ser el actual presidente, Karzai, de la etnia pastún, que se acompaña del hermano del héroe nacional, el tayiko Masud. Destacan también Mohaquiq, de la minoría hazara y chiíta; el antiguo comandante de la Alianza del Norte, el uzbeco Dostum, y la única mujer candidato, la tayika Massoda Jalal. De los cuatros partidos políticos, tres tienen marcada ascendencia islámica y la restante podría calificarse de progresista. De entre los candidatos apoyados por partidos políticos, los más significados son: el controvertido Pedram, quien recientemente fue acusado de antiislámico por apoyar el divorcio y condenar la poligamia, y el tayiko Qanuni, que es, probablemente, el más serio rival para Karzai.

Las candidaturas en muchos casos representan combinaciones multiétnicas entre pastunes, tayikos, uzbecos y hazaras, siendo palmaria la escasez de mujeres. Los analistas coinciden en que muchos de los candidatos, conscientes de sus escasas posibilidades de elección, limitan sus expectativas en utilizar los votos recogidos para mejorar su posición de negociación con el futuro presidente.

- Los electores

El mandato inicial de la comunidad internacional sobre las elecciones afganas fue otorgado en el proceso de paz de Bonn de finales de 2001 y se limitaba a la elaboración de un censo de electores que la ONU debería confeccionar.

La operación de registro comenzó a finales de noviembre de 2003 y durante los primeros meses se limitó por motivos de seguridad a los ocho grandes centros urbanos del país, registrando unos dos millones y medio de afganos en cuatro meses. La segunda fase del registro, que incluyó la expansión progresiva a las zonas rurales, hizo aumentar la cifra final de censados hasta los 11 millones. De éstos, sorprentemente, el 42% son mujeres.

Aun admitiendo la posibilidad de un margen de fraude en el censo, las cifras de registro están muy por encima de todas las estimaciones realizadas al inicio del proceso. Uno de los factores de preocupación es la diferencia de participación relativa entre las zonas del sur, el denominado cinturón pastún, donde las cifras son porcentualmente bajas, y las zonas del norte, central y occidental, donde uzbecos, tayikos y hazaras se han registrado masivamente. Esta diferencia puede verse parcialmente compensada con la participación final de los refugiados de Pakistán, en su mayoría pastunes.

- Las mujeres

La cuota mínima de representación de mujeres, de acuerdo con la ley y la Constitucion, sólo tendrá relevancia en las elecciones parlamentarias de 2005. De hecho, en las elecciones presidenciales sólo habrá una mujer candidato y dos posibles vicepresidentes, todas con remota posibilidad de éxito. Sin embargo, y así como la representación femenina se sabe que será escasa, la participación de las mujeres puede ser una de las sorpresas de estas elecciones. Habiéndose sobrepuesto al trauma del régimen talibán, la cifra global de mujeres registradas supera los cuatro millones y en zonas como la meseta central, de mayoría hazara, las mujeres constituyen el 53% del censo, seguidas por el 48% en el norte, de mayoría uzbeca. De nuevo, el cinturón pastún registra las cifras más bajas de participación femenina, el 21%. Los resultados finales y las cifras de participación femenina de las elecciones determinarán en buena parte hasta qué punto la marginación durante los talibanes fue un paréntesis temporal o si por el contrario fue el reflejo de aspectos culturales más difíciles de superar.

- Otros aspectos

Entre los asuntos externos al marco legal, hay que tener en cuenta la inseguridad que reina en más de la mitad del país y el potencial de intimidación de los señores de la guerra, reticentes a perder sus cuotas de dominio local, lo que dificulta la presencia de observadores nacionales y extranjeros.

La gran duda pendiente es si habrá un candidato que obtenga más de la mitad de los votos, lo que permitiría evitar la segunda vuelta y formar un Gobierno fuerte hasta las elecciones parlamentarias de 2005, o si por el contrario estas elecciones van a reflejar un voto disperso que prolongue la inestabilidad política otros seis meses. Los resultados no se conocerán antes de tres semanas.

José María Aranaz es abogado y trabaja en Afganistán.

Soldados afganos montan guardia ayer en el interior de la principal mezquita de Herat.
Soldados afganos montan guardia ayer en el interior de la principal mezquita de Herat.AP

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