Una niña de nueve años eleva a 28 el número de menores muertos en la operación de Gaza

Una niña de nueve años, Samah Nasser, vecina de Beit Hanun, al norte de la franja de Gaza, se ha convertido en el menor número 28 muerto por los disparos del Ejército israelí desde que hace 11 días se iniciara la ofensiva Días de Penitencia en venganza por la muerte de dos niños judíos en la ciudad israelí de Sderot a causa de un misil artesanal Kassam. Además de la niña, otros seis palestinos murieron y cinco resultaron heridos por el ataque de un avión teledirigido sobre el campo de refugiados de Yabalia. Al parecer, eran miembros de Hamás e intentaban disparar un misil sobre territorio israelí.

Samah era vecina de Beit Hanun, una de las poblaciones palestinas más castigadas del norte de la franja de Gaza. A lo largo de este año ha sido sometida a largos asedios por el Ejército como represalia por haber servido de pista de lanzamiento de los misiles Kassam de la resistencia palestina. Los 35.000 vecinos de Beit Hanun se quejan de vivir atenazados por la violencia de los soldados y de los activistas.

Hoy, entrar y salir de Beit Hanun es prácticamente imposible. Deambular por sus calles se convierte en un verdadero peligro. El toque de queda permanente obliga a los vecinos quedarse en su casa. Para abandonar la ciudad se necesita un permiso de los militares. Un sistema de cámaras de televisión altamente sofisticado barre permanentemente sus calles.

La tragedia de Beit Hanun sólo es comparable a la del campo cercano de refugiados de Yabalia, que desde hace once días se ha convertido en blanco preferente del Ejército. En la noche de ayer, pocos minutos después del atentado de Taba, una expedición de 20 tanques entraba en la zona y convertía en escombros un grupo de viviendas. Horas más tarde un avión espía, sin piloto, dejaba caer su carga explosiva en el campo.

El ataque se saldó con dos palestinos muertos, que ha elevado a 83 el número de muertos dede que comenzó la operación Día de Penitencia. Hubo, además, cinco heridos. Al parecer, todos son miembros del grupo integrista Hamás, que intentaban lanzar un cohete Kassam contra territorio israelí, según fuentes del Ejército israelí citadas por la agencia Reuters.

El atentado de Taba ha provocado la desesperanza de los refugiados de Beit Hanun, que han empezado a multiplicar las barricadas. Prácticamente todas las callejuelas que conducen al norte de la población, donde se encuentran asentadas las fuerzas del Ejército israelí, han sido cegadas con montañas de tierra y sacos de las agencias de ayuda americana repletos de arena. En medio de la tensión, el imán de la mezquita de Al Khulafa, un baluarte de Hamás, llamaba ayer a los fieles a "seguir el ejemplo de los mártires" provocados por los soldados en los últimos días. Este imán finalizó ayer su plegaria semanal dando "gracias a Dios por la venganza de Taba".