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Rabat y Argel se acusan de maniobras de intimidación

A la creciente polémica verbal en el Sáhara Occidental entre Argelia y el Frente Polisario, por un lado, y Marruecos, por otro, se añaden, desde hace unos días, denuncias de la prensa de ambos países sobre maniobras o incursiones militares intimidatorias.

El último en formular esta acusación fue, ayer, el diario Al Alam, cuyo corresponsal cerca de Ujda (noreste de Marruecos) describe movimientos "inacostumbrados" del Ejército argelino. Otros periódicos marroquíes sostienen que Argelia se está armando a marchas forzadas.

La semana pasada, el rotativo argelino Le Courrier aseguraba, por su parte, que un destacamento de las fuerzas armadas marroquíes había sido interceptado cerca de Tinduf, el suroeste de Argelia, donde están instalados los campamentos de refugiados saharauis. El Estado Mayor marroquí desmintió tajantemente la información.

En este contexto, el líder del Polisario, Mohamed Abdelaziz, ha advertido de que el alto el fuego vigente en el Sáhara desde 1991 "no puede ser disociado" de la organización de un referéndum de autodeterminación que Rabat considera ahora "obsoleto e inaplicable".

Algunos dirigentes del Polisario han amenazado con reanudar las hostilidades, pero, aunque lo hizo el martes de manera velada, esta advertencia no había sido hasta ahora esgrimida por Abdelaziz y menos en una carta dirigida al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan (www.spsrasd.info/sps-s061004.html).

La misiva de Abdelaziz es, ante todo, una respuesta al memorándum que, el 24 de septiembre, envió Rabat a Kofi Annan. En ese documento denunciaba la "implicación directa" de Argelia en el contencioso con tanta más razón que ejerce una "tutela" sobre el Polisario.

Observadores de ocupación

"La presencia de la ONU en el Sáhara Occidental", escribe Abdelaziz, "no puede convertirse, a causa de la obstrucción marroquí al proceso de paz, en una mera operación de observación de la ocupación colonial".

A finales de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU deberá decidir si prorroga el mandato de la Minurso, la fuerza de cascos azules desplegada en la ex colonia española, y en qué condiciones.

La diplomacia española desea que amplíe también el mandato del emisario de Annan para la zona, el peruano Álvaro de Soto, para que pueda hacer retoques al plan de James Baker, su predecesor, que lo hagan aceptable para Marruecos. Rabat lo rechazó hace más de un año, mientras Argel y el Polisario lo han aceptado.

La tensión entre Argel y Rabat empezó a aumentar tras la dimisión, en junio, de Baker. Subió aún más en septiembre tras la decisión del presidente surafricano, Thabo Mbeki, de reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática creada por el Polisario. En la única entrevista que ha dado tras su renuncia, Baker deja caer que la ruptura del alto el fuego será decidida por Argel y no por el Polisario.

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