Un reencuentro apasionante
En 1995, uno de los más extraños, personales y apasionantes directores americanos contemporáneos, Richard Linklater, bordó una película rotundamente intimista, Antes del atardecer, el encuentro entre dos amantes, él, americano (Hawke); ella, francesa (Delpy), que en el final de su noche de amor se daban una cita en Viena. Ambos veinteañeros, su peripecia parecía entonces sólo la posibilidad de una rohmeriana reivindicación del azar del encuentro fortuito. Que esos personajes se quedaron muy dentro de Linklater lo marca el hecho de que en su posterior Waking life (2001), modélico ensayo filosófico contado con las formas del filme de animación, volvieran a aparecer ambos personajes. Y lo confirma ahora este Antes del atardecer, el reencuentro nueve años después de los mismos amantes por la Rive Gauche parisiense. Y el resultado es una de las mejores comedias amorosas producidas por el cine americano en la última década.
ANTES DEL ATARDECER
Dirección: Richard Linklater. Intérpretes: Ethan Hawke, Julie Delpy, Vernon Dobtcheff. Género: comedia romántica, Estados Unidos, 2004. Duración: 80 minutos.
Es una de las mejores comedias producidas por el cine de EE UU en la última década
Aunque, bien pensado, describir el filme como una comedia americana resulta cuanto menos discutible, cuando no inoperante: una película sin banda sonora ad hoc, con los diálogos coescritos entre el director y los dos intérpretes casi omnímodos (como también hiciera Rohmer en El rayo verde, por cierto) y construida a partir de larguísimos planos que el director se niega a cortar para mejor captar la (aparente) frescura de los diálogos, se antoja cualquier cosa menos una película americana. Ni Woody Allen rueda así desde hace tiempo.
Pero la inteligencia de Linklater y sus dos más que actores coautores, va mucho más allá de la puesta en escena. En realidad, la película se aguanta perfectamente bien sobre dos premisas principales: una, la intriga de saber qué va a pasar con esos dos personajes en las próximas horas, si Hawke tomará el avión que le espera, si Delpy permanecerá indiferente ante la nueva ocasión que el destino pone frente a ella. Y otra, los diálogos perfectamente trufados de referencias personales y datos estrictamente generacionales. En esta segunda parte, los sueños de los veinteañeros se han convertido (matrimonio, hijos, amores que jamás son el amor de la vida) en la cotidianidad de unos adultos para los que la vida ya no son sueños sino pesadas realidades.
Ágil, aparentemente liviana aunque con una carga de profundidad de sentimientos que para sí querrían muchas otras películas, Antes del atardecer es una cita obligada no ya para los amantes de la comedia o de las peripecias generacionales, sino sencillamente para cualquier espectador inteligente. Y por descontado, un hito más en la carrera del más elusivo de los autores estadounidenses.
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