Propiedades de colonos convertidas en fondos reservados

Las empresas Sodea y Sogeta fueron creadas a principios de los setenta para administrar las propiedades expropiadas a los colonos franceses y, en menor medida, españoles en Marruecos. Gestionaban 305.000 hectáreas, las mejores tierras agrícolas de Marruecos cuya superficie cultivada asciende a siete millones de hectáreas. La de España es de 19,1 millones.

Treinta y cinco años después Sodea y Sogeta sólo se encargan del cultivo de algo más de 90.000 hectáreas a las que hay que añadir otras 8.000 que se han convertido en terreno urbanizable que está siendo vendido a organismos inmobiliarios. El déficit acumulado de las dos empresas públicas se elevaba, hace un año, a 2.400 millones de dirhams (223 millones de euros). Las ventas y el alquiler de las tierras permitirá sanearlo.

¿Qué ha pasado para que en algo más de tres décadas la superficie que administran haya sido dividida por tres? En su libro Les trois rois (Los tres reyes), recién publicado en París por la editorial Fayard, Ignace Dalle cuenta cómo el difunto rey Hassan II utilizaba a ambas empresas para repartir regalos entre sus cortesanos. "Cuando es necesario recompensar a un ministro, un general, un gobernador, un alto funcionario, un político o una personalidad cualquiera, le basta con coger su teléfono y decir: den esta o esta otra tierra a tal persona", recuerda Dalle. "Son miles los que se han beneficiado de estas cesiones", asegura.

La asociación antimundialista Attac-Marruecos y grupúsculos izquierdistas han pedido al Gobierno que recupere las tierras enajenadas a los dignatarios del régimen. Junto con las tierras del Estado existen los "dominios reales" pertenecientes a la familia real y que no van a ser privatizados. Sus cultivos generan un volumen de negocios de 123 millones de euros al año. La fortuna de la familia real fue evaluada, en 2002, por el semanario marroquí Economie et Entreprises, en 584 millones de euros, sin incluir el patrimonio inmobiliario.