El turismo valenciano pierde fuelle

La clásica imagen de las playas valencianas repletas de veraneantes en los últimos meses se ha visto matizada por las estadísticas. La encuesta de Movimientos Turísticos en Frontera (Frontur) indica que la Comunidad Valenciana registró entre enero y agosto un descenso de visitantes foráneos del 3,9% sobre el mismo periodo de 2003, arrastrado por la menor afluencia de británicos (el 47,1% de los extranjeros que llegaron a territorio valenciano durante los ocho primeros meses), alemanes y franceses. Sólo en agosto, la caída de turistas extranjeros fue del 5%. El turismo español, que de media supone el 75% del que llega al territorio valenciano, "es el que una vez más ha aguantado el tirón", resume un profesional turístico consultado. Los datos de ocupación hotelera de julio y agosto también muestran el descenso de extranjeros.

El turismo supone el 11% del PIB valenciano. Los datos de Frontur, por ello, no han pasado inadvertidos en un sector que, aunque rechaza cualquier referencia a una crisis o a un agotamiento del modelo de sol y playa, sí habla más o menos abiertamente de reorientar o mejorar la oferta.

Un portavoz de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia minimiza el descenso de visitantes extranjeros dentro del total de turistas que llegan a la Comunidad Valenciana y se muestra más preocupado por el descenso detectado en el consumo de los veraneantes. Un estudio propio indica que el gasto del turismo vacacional en general bajó este verano un 10%.

"Tenemos que ponernos a trabajar", dice Vicente Marhuenda, presidente de la Asociación Provincial de Hosteleros de Alicante, "sin pesimismos exagerados ni autocomplacencias". Marhuenda apunta la necesidad de equilibrar la oferta, que ha registrado un fuerte crecimiento, y la demanda. Y defiende el futuro del turismo de sol y playa y su seguridad como destino vacacional, pero cree que hay que reflexionar y reorientar el producto.