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EE UU estrecha el cerco a los rebeldes iraquíes en Samarra

Dos días de cruentos combates dejan 125 muertos en las filas rebeldes

Fuerzas estadounidenses e iraquíes, con el apoyo de aviones de combate, estrecharon ayer el cerco en torno a las posiciones rebeldes en la ciudad iraquí de Samarra, tras lanzar una de las mayores ofensivas militares desde la caída de Sadam Husein. La ofensiva, iniciada el viernes, ha causado la muerte de 125 insurgentes en dos días, según el general John Batiste, jefe de la Primera División de Infantería de EE UU. Más de 80 rebeldes han caído prisioneros.

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El general Batiste declaró a la cadena de televisión CNN que las fuerzas de EE UU intentaban causar el menor número posible de víctimas civiles y anunció que la ofensiva en Samarra se prolongará durante varios días. Ayer se oyeron tiroteos esporádicos en el centro de la ciudad, muy cerca de una de las principales mezquitas, pero el resto de la ciudad permaneció relativamente tranquilo.

Un total de 5.000 soldados estadounidenses e iraquíes participan el la ofensiva, primera de una campaña con la que EE UU busca retomar el control de todas las zonas rebeldes de Irak, incluidas la ciudades de Faluya y Ramadi, antes de fin de año. Más de 80 cadáveres de insurgentes fueron recogidos de las calles el pasado viernes. Otros permanecían abandonados por la falta de personal sanitario. La Media Luna Roja había atendido a 25 heridos en la noche del viernes, entre ellos una niña que murió más tarde.

Muchos habitantes de Samarra abandonaron la ciudad por miedo a los combates. "Tardé tres horas en llegar a un lugar seguro", declaró el jornalero Abu Muhammad en las afueras de Samarra, mientras una densa nube de humo se levantaba tras él. "No todos somos de la resistencia. La resistencia está en Samarra. Sus cadáveres están en las calles.", dijo. "Hay francotiradores en los tejados. Nos dispararon cuanto intentábamos salir", agregó Muhammad sin especificar si se trataba de soldados estadounidenses o de insurgentes.

El mando estadounidense anunció en un comunicado que guardias nacionales iraquíes controlaban el hospital de Samarra y que un equipo de 70 voluntarios iraquíes había llegado desde Tikrit, situada 75 kilómetros al norte, para ayudar a atender a los numerosos heridos. El ministro del Interior iraquí, un ex alto cargo del Gobierno regional de Samarra, visitó la ciudad ayer para supervisar los resultados de la ofensiva y pedir el apoyo de la población local.

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Aviones de combate estadounidenses bombardearon durante la noche del viernes al sábado posiciones de la insurgencia en Faluya, donde, según EE UU, se esconden partidarios de Abu Musab al Zarqaui, presunto líder de Al Qaeda en Irak. Según fuentes hospitalarias, 7 personas murieron y 13 resultaron heridas.

En una nueva muestra de la violencia reinante en Irak, un grupo radical islamista decapitó a un contratista iraquí al que acusaba de trabajar para EE UU. "Todos los que consideren la posibilidad de trabajar para las fuerzas ocupantes deben arrepentirse", dijo el grupo Ansar al Sunna en un vídeo distribuido por Internet en el que muestra la decapitación.

Los kurdos se manifiestan

En otro incidente, ocho aduaneros encargados de trasladar piezas arqueológicas de gran valor desde el sur de Irak a Bagdad aparecieron muertos en la región de Latifiya, a unos 40 kilómetrps al sur de la capital iraquí, mientras que la carga que custodiaban ha desaparecido, según reconoció ayer la Policía iraquí. Los ocho aduaneros debían llegar a la capital el pasado 27 de septiembre, pero nunca llegaron a hacerlo.

El general iraquí Kais al Maamuri señaló que los cuerpos fueron hallados carbonizados y sólo se pudieron recuperar después de un enfrentamiento con hombres armados. "No se encontraron las piezas arqueológicas y los cuerpos fueron transportados al hospital de la ciudad cercana de Iskandariya", agregó.

Niños y adultos iraquíes permanecen agachados y con los ojos vendados mientras son vigilados por policías.
Niños y adultos iraquíes permanecen agachados y con los ojos vendados mientras son vigilados por policías.REUTERS

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