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Maragall propone que el nuevo Estatuto "arrastre" la reforma de la Constitución

El tripartito quiere mostrar su cohesión dando un papel preferente al 'conseller en cap'

Francesc Valls

Ni café para todos, ni "viva Cartagena". El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, quiso ayer subrayar que, a su juicio, Cataluña precisa un trato diferenciado y que la Constitución remache el clavo reconociéndola como nacionalidad histórica, desde el encaje en España. En sus intervenciones durante el segundo día del debate de política general en el Parlamento catalán, Maragall se movió entre las peticiones de sus socios de Gobierno independentistas -Esquerra Republicana- para relativizar la dependencia de España, y los mimos al PP, para que se sume al consenso sobre autogobierno. "El Estatuto debe arrastrar la Constitución para evitar quedar desvirtuado", sentenció el presidente catalán.

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Maragall con su intervención perfiló más su visión del encaje de Cataluña en España y lo hizo precisamente respondiendo a los dos grupos nacionalistas de la Cámara: CiU y Esquerra. El tono fue lógicamente distinto: CiU es el principal grupo de la oposición y ERC el segundo partido en importancia del tripartito, así como la formación que dio la presidencia de la Generalitat por primera vez a un socialista. Además, los republicanos, cuya intervención de ayer corrió a cargo de Josep Lluís Carod Rovira, no se salieron del guión del Pacto del Tinell -que dio a luz al tripartito-, mientras que los convergentes lucieron sus mejores plumajes nacionalistas para intentar urgar en las contradicciones y tratar de evidenciar que el Gobierno catalán depende de Madrid. Carod si quiso matizar que "un gran consenso" como el avanzado anteayer por el presidente catalán, "no debe comportar un Estatuto pequeño". "Hay que tener un gran Estatut y si luiego lo bloquean en Madrid tendremos que hacer aquello que prevé el pacto del Tinell y convocar una consulta general para que el pueblo catalán hable en libertad", subrayó el líder de ERC.

Mientras respondía extensamente a su aliado Carod, Maragall optaba por ignorar al convergente Artur Mas -que presentó un discurso bien trenzado-, para dar, una vez más, los laureles de opositor preferente al líder de los populares catalanes, el ex ministro Josep Piqué, que ayer se presentó con una preparada intervención. El tripartito utilizó a Convergència para dar fe de cohesión. El conseller en cap, el republicano Josep Bargalló, fue el encargado de responder al duro ataque de Mas, en un cierre de filas.

El presidente no mantuvo el tono displicente para con CiU en sus respuestas a los demás grupos. Ante la afirmación de Carod de que si Cataluña es una nación -como dijo anteayer el presidente- "no debe pedir permiso ni aceptar tutelas y rechazar un estatuto que solo agrade a Madrid y esté hecho en La Moncloa", Maragall afirmó: "Sabemos lo que queremos, pero para conseguirlo se requiere convicción, persuasión y capacidad de arrastrar a los demás hacia nuestra razón; en España o en Europa".

El presidente perfiló esa Cataluña que, a su juicio, debe huir del llamado café para todos autonómico. "Hemos de evitar que nos enreden y que el Estado permita a Cataluña hacer lo que quiera para equipararla luego al resto de las autonomías con lo que la especificidad catalana quedaría diluida en una especie de ¡Viva Cartagena! [eslogan cantonalista que nació en la eclosión federalista de I República Española (1873-1874)]", dijo Maragall.

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"El Estatuto es muy importante; aquí hemos de decidir lo que somos y lo que queremos ser, cómo queremos gobernarnos, pero también necesitamos de una Constitución que remache el clavo de lo que nosotros decidamos", concluyó el presidente de la Generalitat.

Los consejeros Joaquim Nadal, Joan Saura y Josep Bargalló, y el presidente Pasqual Maragall, de izquierda a derecha, ayer en una pausa del debate.
Los consejeros Joaquim Nadal, Joan Saura y Josep Bargalló, y el presidente Pasqual Maragall, de izquierda a derecha, ayer en una pausa del debate.M. SÀENZ

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