Adiós, árboles
La aparición de vallas anunciando "viviendas exclusivas" marcó el cambio. Hasta entonces los añosos plátanos orientales crecían en un extremo del solar donde la calle de Nueva Zelanda se junta con la del Doctor Ramón Castroviejo. Amontonados en un grupo de seis o siete, la pequeña arboleda ofrecía sombra y ponía una nota verde junto al asfalto. Años atrás, familias instaladas en un erial cercano incursionaron por el solar en numerosas ocasiones y convirtieron en leña algunos árboles, pero nadie tocó los plátanos.
Hasta este verano. Al volver de vacaciones sólo quedaban los muñones de los troncos (un árbol se salvó, quizá por su aspecto débil) y el solar estaba cercado.
¿La empresa constructora habrá oído sobre el calentamiento de la Tierra y el problema del ozono? O puede que el matiz exclusivo de las casas se viese afectado por los árboles, ante lo cual, ¿qué importancia tiene la temperatura del planeta?
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