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150 obras muestran la minuciosidad de los prerrafaelitas y su atracción por la naturaleza

La Caixa expone a John Everett Millais, William Holman Hunt y Ford Madox Brown

Aurora Intxausti

La atracción por la naturaleza que sintieron un grupo de pintores a partir de 1848 y que plasmaron en detallados paisajes se puede contemplar desde hoy y hasta el 9 de enero de 2005 en la Fundación La Caixa en Madrid (Serrano, 60). La exposición Prerrafaelitas: la visión de la naturaleza es la primera que se centra, según el comisario de la muestra Allen Staley, en "la profunda fascinación que experimentaron los prerrafaelitas por el mundo natural, y en cómo establecieron, a través de la lectura de la naturaleza, algunas de las pautas que marcaron el arte del siglo XX".

La exposición de La Caixa (www.fundacio.lacaixa.es) reúne cerca de 150 obras que proceden de las principales pinacotecas británicas, como la Tate Britain, el British Museum, el Victoria and Albert Museum o el Birminghan Museum and Art Gallery. Entre las pinturas que se exhiben destacan Ofelia (1851-52), de John Everett Millais; Nuestras costas inglesas (Ovejas descarriadas) (1852), de William Holman Hunt, y Los lindos corderitos (1851-59), de Ford Madox Brown.

El profesor Allen Staley, que lleva 40 años dedicado al estudio de los prerrafaelitas desde que contempló uno de sus cuadros en un viaje por Europa, aseguró ayer en Madrid que "el punto de partida del prerrafaelismo fue una reacción de oposición al movimiento realista con la voluntad de formular una protesta moral e intelectual contra la opresión académica".

Staley ha dividido la exposición en seis ámbitos. En el primero recoge aquellas obras en las que los pintores optaron por no rechazar ni escoger nada y donde se muestra la fascinación que experimentaron por el detalle minucioso y su representación. En el apartado La mera apariencia de las cosas se aborda la preocupación por lo corriente y lo mundano. Algunos autores se dedican a pintar la periferia de las ciudades, y un ejemplo de este tipo de pintura es Una tarde de otoño inglés (1852-55), de Ford Madox Brown. Lugares santos explora un paisajismo que crece con la admiración por Oriente y los lugares de resonancias bíblicas. En La concepción de paisaje se recoge el interés de los pintores por la geología y en él se exhiben obras como El glaciar de Rosenlaui (1856), de John Brett.

En el ámbito El paisaje habitado se trata el paisaje como escenario de las actividades humanas en la Gran Bretaña rural y preindustrial. Una de las obras de este tipo de pintura es La playa de Pegwell Bay (1860), de William Dyce. Bajo el apartado La impresión del efecto se exhiben aquellas obras que muestran cómo los pintores abandonan su interés por el detalle y adoptan un concepto del paisaje más poético, como se puede contemplar en El canal británico visto desde los acantilados de Dorsetshire (1871), de John Brett.

<i>Ofelia </i>(1851-52), de John Everett Millais.
Ofelia (1851-52), de John Everett Millais.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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