Los rebeldes del PP de Ourense mantienen firme su amenaza de romper con el partido
Los dos vicepresidentes de la Xunta se entrevistan por separado con Fraga
El futuro del PP y del Gobierno de Galicia pende del hilo sobre el que hoy se deslizarán dos hombres a punto de romper una amistad personal y una alianza política que duró 15 años. Para el presidente de la Xunta y fundador del PP, Manuel Fraga, será una cita casi dramática porque está en juego el modo en qué concluirá su vida política. Fraga tendrá que convencer a su interlocutor, el líder del PP de Ourense, José Luis Baltar, de que desista de abandonar el partido para fundar una nueva formación política regionalista.
Anoche, más allá de los mensajes optimistas que se transmitían desde algunos medios oficiales para minimizar el alcance mediático de la crisis, en la dirección del PP de Ourense aseguraban que se mantenían firmes en su pulso.
Sometido desde hace una semana a las presiones contrapuestas de los barones provinciales del PP gallego, que desean forzar una salida pactada, y a la voluntad de la dirección nacional del partido de no ceder ante los rebeldes, Fraga huyó durante el fin de semana del viciado aire que se respira estos días en Santiago. Pasó el viernes y el sábado de cacería en Palencia y ayer, a su regreso, reanudó los contactos políticos para preparar la reunión de hoy con Baltar, cuando termina el ultimátum del PP de Ourense. Baltar ya le había anunciado a Fraga el pasado lunes que se disponía a abandonar el partido porque consideraba que la dirección del PP y los aliados gallegos de su secretario general, Mariano Rajoy, le estaban arrinconando. Ante la insistencia de Fraga, el líder de los populares de Ourense y presidente de la Diputación Provincial concedió una semana de plazo antes de confirmar públicamente la escisión.
Fraga se reunió ayer por separado con sus dos vicepresidentes. Ambos, también por separado, habían mantenido en los últimos días contactos personales con Baltar. Los dos, nombrados hace tres semanas, no representan la misma línea política en el PP gallego. El primero, Alberto Núñez Feijoo, está plenamente identificado con la dirección nacional del partido y sus adversarios lo consideran el hombre de Rajoy en la crisis, en la que ha asumido un gran protagonismo. El segundo, Xosé Manuel Barreiro, es más proclive a un entendimiento con los barones provinciales, en cuyo entorno comenzó su carrera política, y ha actuado desde un segundo plano.
Según fuentes del PP de Ourense, las gestiones de Barreiro y Núñez Feijoo ante Baltar no ofrecieron resultado. La misma versión asegura que el encuentro con Núñez contribuyó a tensar más el clima. Mientras Baltar guarda silencio, en su entorno aseguran que su postura es firme, ya que piensa que Fraga no tendrá margen de maniobra para ofrecerle una satisfacción suficiente. Algunas fuentes de la Xunta y de la dirección del partido transmitían, por el contrario, que el acuerdo aún es posible y que a los rebeldes les están fallando los apoyos. Pero también en estos medios se hacían confesiones pesimistas desde el anonimato. La versión sí era coincidente al asegurar que la dirección del PP no está dispuesta a hacer más concesiones que garantizar la cuota territorial de Baltar y prometer que no habrá represalias.
El propio Rajoy, en una entrevista en Abc, advirtió ayer de que "el peor coste" para el PP no sería la ruptura sino "no hacer aquello que los ciudadanos perciban como serio".
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