La amenaza de ruptura en el PP gallego se aplaza tras irrumpir Cuiña en la crisis

Una hora ha durado la reunión de esta noche entre el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, con el líder de los diputados rebeldes del PP de Ourense, José Luis Baltar, y el ex secretario general del partido en Galicia, Xosé Cuiña, para intentar cerrar la crisis de los populares gallegos. En la reunión se ha acordado aplazar la solución al conflicto. Según fuentes próximas a Fraga, volverán a hablar tras el Congreso Nacional del PP, mientras que el sector de Baltar ha exigido que se haga antes.

A la salida de la residencia del presidente gallego ni Cuiña ni Baltar -quien ha amenazado con crear un nuevo partido que ponga en peligro la mayoría del PP en el Parlamento gallego- han hecho declaraciones.

Sin embargo, las citadas fuentes han explicado que la presencia de Cuiña en la reunión -que no había sido convocado por Fraga- responde al "ofrecimiento" del ex conselleiro a "analizar lo que pueda aportar" para la resolución de la crisis. La asistencia de Cuiña implica, además, estudiar el papel que pueda desempeñar el ex conselleiro en el futuro. Estas fuentes precisaron que "no se puede hablar de ruptura" sino de una "continuidad en las negociaciones", aunque no se ha fijado una nueva fecha para el encuentro entre Fraga y Baltar. Las nuevas conversaciones no serán hasta pasado el Congreso del PP, que comienza el viernes en Madrid.

La gastroenteritis que los médicos diagnosticaron por la mañana a Fraga no impidió finalmente la reunión en su residencia oficial en Santiago de Compostela, donde el presidente gallego pasó todo el día en reposo. Junto a Baltar acudió José Cuiña, antiguo delfín de Fraga y única víctima política del caso Prestige y cuya defenestración fue el principal motivo de la rebelión de los diputados de Ourense. El encuentro, última oportunidad para cerrar la crisis, estuvo en el aire todo el día por la indisposición del veterano presidente gallego.

El ultimátum de Baltar

Baltar es el presidente de la Diputación Provincial de Ourense y líder del PP en esa provincia. Hace ahora una semana mantuvo un encuentro con Fraga en el que anunció su decisión, apoyada por otros seis diputados provinciales, de abandonar el PP gallego y crear otra formación política regionalista. Baltar y el resto de diputados rebeldes de su provincia se consideran arrinconados por la dirección del PP en Madrid y por los aliados de Mariano Rajoy en la Xunta.

La amenaza de escisión quedó congelada una semana, el plazo que Fraga solicitó a Baltar para intentar encontrar salidas a la crisis.

La dirección nacional del PP es partidaria de que Fraga no ceda al pulso planteado por los diputados rebeldes de Ourense, pero ha querido enviar un mensaje conciliador con la esperanza de que la crisis no desborde la política gallega. La coordinadora de Participación y Acción Sectorial de los populares, Ana Pastor, ha mostrado su confianza en que las discrepancias del PP gallego se resuelvan "dentro del partido" por el "bien" de la propia organización regional. "Deseo que los puntos de encuentro sean mayores que los de desencuentro", ha apostillado.