_
_
_
_
Crítica:CRÍTICAS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Delitos y culpas

No parece que la vida de Juan José Garfia Rodríguez haya sido fácil. Preso tras cometer diversos asesinatos, experto en fugas incluido en los llamados FIES (ficheros de internos de especial seguimiento) carcelarios y condenado a varias décadas de reclusión, su existencia transcurre aún hoy entre rejas, a pesar de que durante sus entradas y salidas de la cárcel parece haber conocido por fin el amor, se ha casado con una mujer, María del Mar Villar, a cuya constancia debe este filme austero y seco algo así como su mismísima razón de ser.

De esa relación nace Horas de luz. Y también, por qué no, de una indisimulada admiración que por la peripecia vital de Garfia y Villar parecen tener sus responsables, el director Manuel Matji y los guionistas Carlos López y José Ángel Esteban.

HORAS DE LUZ

Dirección: Manuel Matji. Intérpretes: Alberto San Juan, Emma Suárez, José Ángel Egido, Vicente Romero, Andrés Lima, Ana Wagener, Aitor Merino, Daniel Núñez, Paco Marín. Género: drama carcelario. España, 2004. Duración: 98 minutos.

La vida de Garfia (un Alberto San Juan que tiene aquí la mejor ocasión de lucimiento de toda su vida profesional) arranca, en el filme, en 1987, el año en que cometió sus salvajes asesinatos. Unas muertes, por lo demás, que el filme no juzga: se limita a presentar, en un prólogo tan rápido, directo y cortante como los disparos que acaban con los guardias civiles antes del minuto 10 de su desarrollo, sin opinar jamás sobre la razón de ellos... tal vez porque ni el propio autor es capaz de explicarlos, y si hay aquí una identificación con alguien ésta no es otra que con Garfia.

De hecho, cuando su relación con Villar (una Emma Suárez muy ajustada al personaje de mujer resuelta, libre y enamorada) está en fase de consolidación, uno de los hijos que ella ha tenido de una relación anterior le pregunta: "¿Por qué los mataste?", y él permanece mudo y sin capacidad de respuesta.

Ante todo, Horas de luz es un discurso sobre el arrepentimiento, sobre la redención de un ser hosco y torturado por obra y gracia del amor; también, una bienintencionada, compartible apuesta por la reinserción social de un recluso extremado y peligroso que, no obstante, ha demostrado con creces que por fortuna ya no es quien fue en el pasado. Es, como querría la más rigurosa ortodoxia del cine clásico americano, una peripecia amorosa que se enmascara de discurso social, pero bien es cierto que sin hacer en éste una denuncia primaria y estridente. Y es, en última instancia, una apuesta por la humanización: bien que tal vez un poco exagerada en sus formas (no bien puede nuestro hombre hacerse con un par de gafas, que le eran sistemáticamente negadas por sus carceleros, su vida pega un giro tan radical como para resultar punto menos que increíble), pero lo que el filme cuenta es la reconversión de un interno de por vida, vulgar carne de presidio, sencillamente en un ser humano.

Desafío

Tiene muchas dificultades contar eso ateniéndose a las condiciones de reclusión que vivió Garfia. Matji y sus guionistas se las apañan, no obstante, para hacer de la necesidad virtud, y con un sentido del ritmo y de la elipsis ajustado, preciso y dinámico al mismo tiempo, convierten un escenario único con mínimas variaciones ambientales en una peripecia que se sigue siempre con interés. El desafío de cómo mantener la atención en una narración en buena parte de cuyo desarrollo no ocurre nada es superado con nota por una cámara sensible y atenta a los menores detalles y por una interpretación contenida y sin alharacas.

El resultado es una película valiente por lo que tiene de apuesta personal por un personaje y por un entorno ("Nadie quiere oír hablar de cárceles", le recuerda su abogada a Marimar) que rara vez se ha visto así en el cine español. Y si de esta película surge la ocasión de discutir a fondo sobre ciertos aspectos obsoletos, o sencillamente discutibles de la legislación carcelaria española, pues miel sobre hojuelas: una vez más el cine habrá demostrado su capacidad para conmocionar conciencias, para despertar intereses, para suscitar confrontaciones... No se puede esperar, en suma, un destino más noble para una película.

Emma Suárez, en una imagen de <i>Horas de luz,</i> de Manolo Matji.
Emma Suárez, en una imagen de Horas de luz, de Manolo Matji.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_