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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El teatro del horror

La escalada del horror en Irak ha alcanzado un nuevo y sangriento peldaño con la decapitación de dos norteamericanos secuestrados. Se inscribe en la estrategia de toma de rehenes, casi un centenar, que ya no atañe sólo ni principalmente a occidentales. La suerte del británico Kenneth Bigley, de dos cooperantes italianas y de dos periodistas franceses es tan confusa como los movimientos para facilitar su liberación. E indica que los secuestradores juegan diabólicamente con las contradicciones de sus adversarios. Tanto que ayer el Gobierno provisional iraquí anunció la puesta en libertad de tres presas, entre ellas Rihad Taha, la famosa Doctora Germen, supuestamente la responsable de parte de los programas de armas de destrucción masiva de Sadam Husein. Los reiterados desmentidos de EE UU sobre la puesta en libertad de tres de los más buscados de su baraja reflejan el creciente descontrol.

Es de temer que tanta confusión sea un éxito de la estrategia de unos grupos que usan el terrorismo como arma de precisión y de propaganda del horror a través de Internet. Como prueba, las serias tensiones entre París y Washington derivadas de las dificultades para la puesta en libertad de los rehenes franceses. Y frente a los tantos que se apuntan los terroristas y al fracaso estrepitoso en la estabilización de Irak, los constantes bandazos de la Administración de Bush. El último, la reducción de los fondos para la reconstrucción y la ampliación de los destinados a intentar asegurar un mínimo de seguridad, imprescindible para que puedan celebrarse las elecciones de enero. Bush cometió un grave error al iniciar esta guerra y sigue equivocándose gravemente en sus métodos para imponer la paz.

La invasión ya es una profecía autocumplida. Bush afirmó que la llevaba a cabo como parte de su "guerra contra el terrorismo". No lo había antes en Irak, pero ahora el Irak invadido se ha convertido en un terrible foco de terrorismo de Al Qaeda y de muchos otros. No sorprende si tomó sus lecciones de historia de la misma fuente de la que ha bebido quien fue su aliado, José María Aznar. El ex presidente del Gobierno español no sólo plantea la invasión de Irak en idénticos términos que Bush, sino que ha afirmado en la Universidad de Georgetown que "el problema de España con Al Qaeda empieza en el siglo VIII" y que "España rechazó ser un trozo más del mundo islámico", pues "cuando fue conquistada por los moros, rehusó perder su identidad". En la invención del pasado, y la reivindicación de las cruzadas entre el islam y la cristiandad, hay una inquietante similitud entre Aznar y Bin Laden.

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