El Día sin Coches estrena el cierre al tráfico del barrio de las Letras
"No podemos ni llamar al Telepizza, porque no le dejan entrar en moto", afirma un vecino
Madrid reaccionó ajeno al Día Europeo sin Coches. Los conductores siguieron usando ayer sus turismos para ir a trabajar. Las calles no registraron menos tráfico, a excepción de las circundantes al barrio de las Letras, en el distrito de Centro. Éstas absorbían los coches que no pudieron acceder a esta zona que, desde ayer, ya es peatonal.
A las 9.30 un coche oficial con matrícula diplomática giraba a la calle de Moratín desde el paseo del Prado. En su interior viajaba el embajador de Siria, que, como todos los días, se dirigía a su embajada, a pocos metros del cruce. Pero ayer resultó más difícil: un agente de movilidad detiene al turismo y explica que no puede pasar si su propietario no es residente de la zona. La razón: el barrio de las Letras es, desde ayer, Zona de Prioridad Residencial.
La medida, anunciada hace una semana por el Consistorio, coincidió con el Día Europeo sin Coches, fecha que tradicionalmente se celebra con cortes de tráfico en determinadas zonas. Pero desde ayer, las restricciones en la zona de Huertas serán permanentes. Es la primera fase del proyecto, antes del cierre total del barrio a partir de enero, y afecta al perímetro próximo a la calle de Huertas, comprendido entre la calle de Atocha, plaza de Santa Ana, las calles Prado, Jesús y el paseo del Prado. Toda ella está cerrada para los vehículos, excepto para los de residentes -previa identificación de que viven allí-, el transporte público, el de urgencias y el de carga y descarga, pero éstos sólo podrán entrar de 8.00 a 11.00. Para controlarlo, el Ayuntamiento ha apostado más de una veintena de agentes de movilidad y de la Policía Municipal en los 12 accesos a esta zona. Éstos serán relevados por videocámaras y bolardos a partir de 2005.Los agentes apostados en los accesos al barrio de las Letras explicaban a los conductores por qué, de la noche a la mañana, ya no pueden acceder en coche si no viven allí. Consecuencia: cientos de trabajadores, visitantes y clientes de los muchos comercios de la zona tuvieron que dar la vuelta, indignados, y dejando claro que "nadie les había informado de nada".
La oficina de información municipal, en la calle del Gobernador 39, no daba abasto por la mañana. Allí se concentraban decenas de vecinos enfadados y comerciantes atemorizados. "¿Cómo va a afectar esto a mi negocio?", preguntaban, molestos por las restricciones del horario de carga y descarga que afectan directamente a los bares y demás comercios que no suelen abrir hasta el mediodía. Por otra parte, no era inusual ver ayer a algunas furgonetas y camiones, que los agentes no permitieron acceder al barrio, aparcados en pleno paseo del Prado mientras descargaban la mercancía para llevarla calle arriba a alguno de los muchos bares o tiendas de la zona.
"Esto es una desvergüenza", insistían los comerciantes, "nos hemos tenido que enterar esta misma mañana, porque nadie nos ha informado de nada". El responsable de la oficina de información, visiblemente agobiado, se limitaba a recordar que las restricciones al tráfico "afectan a todos por igual", y que no se pueden hacer excepciones.
Los ánimos estaban caldeados y el propio concejal de Seguridad, Pedro Calvo, tuvo que anunciar que, ante las quejas recibidas en la oficina de información, "en las primeras semanas será muy flexible la vigilancia del área de Prioridad Residencial, y los agentes estarán para informar a los usuarios, residentes y comerciantes más que para sancionar". Recordó que la campaña de información comenzó el pasado lunes con la apertura de la oficina y el reparto de folletos entre los vecinos. Sin embargo, muchos mantienen que, a pesar de todo, no han sido suficientemente informados sobre el impacto de la nueva zona peatonal. "Los folletos no hablan de detalles, que para nosotros son importantes", aseguran.
Preguntas sin respuestas
Estos detalles incluyen preguntas sobre aspectos cotidianos como "¿pueden acceder los mensajeros?" al barrio, y "¿qué pasa con los repartidores de comida a domicilio?", u otras más importantes, como la que formuló una mujer: "No soy residente. Si quiero recoger en coche a mi madre, una anciana que vive sola, ¿tendrá que andar hasta la calle de Atocha y esperarme allí?".
Ante estas cuestiones, ni los agentes de Movilidad ni el responsable de la oficina de información sabían qué responder, lo que para muchos afectados "demuestra que el Ayuntamiento ha tomado esta medida de forma precipitada", afirma Víctor López, secretario de la Asociación de Vecinos y Comerciantes del eje peatonal de Huertas y propietario de un local en la zona. "Estamos a favor de que el centro de la ciudad sea peatonal", afirma, "pero sin que esto asfixie al comercio, que es lo que da vida al barrio". López insiste en que, "como hizo el anterior equipo de gobierno de Álvarez del Manzano durante la peatonalización de la calle de Huertas [a finales de 2002], el Ayuntamiento tendría que habernos consultado antes de cerrar el resto de la zona. Pero ni siquiera nos han recibido cuando se lo hemos pedido", asegura.
Quienes más temen las consecuencias son los pequeños artesanos y comerciantes de muebles y antigüedades, la mayoría con décadas a sus espaldas. "Yo vendo objetos de peso y mis clientes sólo pueden recogerlos si vienen en coche", afirma la propietaria de una tienda de decoración en la calle de Lope de Vega. "Ahora no pueden llegar hasta aquí, y eso me obligará a contratar un servicio de transporte si quiero conservarlos", asegura. El horario de carga y descarga tampoco ofrece un margen suficiente para su negocio. "Me traen el material desde Valdemoro, y llegan sobre las 12.00. Ahora tendré que abrir antes o contratar otro servicio de distribución", afirma esta señora que abrió su tienda hace 40 años, pero que ahora corre "el riesgo de tener que cerrar" por los costes añadidos que tendrá que afrontar para adaptarse a la peatonalización. Del mismo modo, la propietaria de una tienda centenaria de objetos de bronce en la misma calle se queja de que el Ayuntamiento no le ha dado ninguna opción. "Primero la Cámara de Comercio nos ofrece premios y el Ayuntamiento dice que hay que defender al pequeño artesano, pero ahora cierra las calles y no llegan ni los clientes ni los distribuidores", asegura.
Otro problema de la zona es el aparcamiento de coches. Aunque todo el barrio está reservado a los residentes, éstos son unos 7.500 para 767 plazas. Por ello, conseguir una plaza de garaje en la zona es vital para los vecinos y trabajadores, aunque lleguen a pagar más de 200 euros al mes. Esto provoca otra pregunta: "¿Los no residentes, pero propietarios de una plaza, podrán acceder?" La oficina de información asegura que sí, pero esto no incluye otros casos: "Tengo una plaza de garaje que comparto con un familiar que vive cerca, pero no es residente. Ahora ya no podrá aparcar allí", afirma un vecino.
La peatonalización del barrio de las Letras cambiará gradualmente su aspecto. Por ejemplo, los parquímetros, instalados hace aproximadamente un año, tendrán que ser retirados, ya que han perdido su función. Pero ayer todavía había algún controlador de los parquímetros en la zona, a pesar de que la policía impedía acceder a la zona a los no residentes. "Dejaré de venir cuando el Ayuntamiento lo diga", afirma un controlador, "y hoy no me han dicho nada".
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