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Londres avisa a 6.000 personas de su posible exposición a sangre infectada con la variante humana de las 'vacas locas'

El Gobierno británico ha alertado por carta a unos 6.000 ciudadanos del Reino Unido que recibieron productos de sangre posiblemente contaminada de la nueva variante de Creutzfeldt-Jakob -el equivalente humano de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), o mal de las vacas locas-. El Ministerio de Sanidad británico añade que, en cualquier caso, se considera que el riesgo que tienen de contraer la enfermedad es muy bajo.

La mayoría de los afectados son hemofílicos que, antes de 1999, recibieron sangre de donantes que posteriormente desarrollaron la enfermedad. En la carta se les informa de que no deben donar sangre y de que tienen que comunicar su situación a sus doctores y dentistas para evitar que se produzca la propagación de la infección.

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El jefe de los servicios de salud británicos, Liam Donaldson, ha subrayado que con este aviso las autoridades quieren realizar "una gestión muy prudente". A su juicio, el riesgo de que las personas que hayan recibido una transfusión de sangre desarrollen esta enfermedad es "muy débil".

Desde hace nueve años, 141 pacientes han fallecido a causa de la nueva variante de Creutzfeldt-Jakob en el Reino Unido. De ellos, 18 murieron en 2003, según cifras del Ministerio de Sanidad.

El Gobierno británico pidió en 2003 que todo aquel que hubiese recibido una transfusión después de enero de 1980, que se abstuviese de donar sangre. Fue a raíz de que el ministerio de Sanidad anunciase la muerte de un paciente que había contraído la enfermedad en una intervención quirúrgica en 1997.

El presidente del Consejo General de Veterinarios de España, Juan José Badiola, advirtió ayer que "no se debe bajar la guardia" ante el riesgo de que haya más personas infectadas por la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Según Badiola, en España no se puede descartar la posibilidad de que aparezca algún caso humano en los próximos años (de momento, no hay ninguno confirmado). El problema es que "hasta la fecha no se ha demostrado que la patología se transmita por vía sanguínea, aunque tampoco se puede descartar", argumentó.

El Ministerio de Sanidad español remitió a las comunidades autónomas en 2001 la "recomendación" de que evitaran las donaciones de sangre de quienes hayan residido en el Reino Unido entre 1980 y 1996, como precaución contra el contagio de la enfermedad.

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