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Inventores españoles desarrollan un marcapasos solar

La energía solar puede solucionar uno de los inconvenientes de los marcapasos y otros dispositivos implantables y biosensores: la duración de las baterías. Los aparatos actuales usan pilas de litio, y su duración es de tres a cinco años. Dos profesores del Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid y del Grupo de Dispositivos Semiconductores de la Universidad Politécnica de Cataluña han desarrollado un sistema para alimentarlos con luz.

El sistema consta de una fibra óptica del diámetro de un cabello que se implanta bajo la piel en una zona iluminada, como la mano o el lóbulo de una oreja, explica Carlos Algora, del instituto madrileño, uno de los autores del invento. La fibra va por el interior del cuerpo hasta el dispositivo implantable en el que se halla una célula fotovoltaica (como las de los paneles solares) pero adaptada a esta aplicación y del tamaño de una lenteja.

"Con ello se consigue reducir el tamaño de los dispositivos médicos implantables como marcapasos o desfibriladores actuales, y que duren toda la vida sin que haya que volver a operar para cambiarles las pilas", declara.

La energía captada se transmite a un acumulador, lo que asegura que el aparato funcione aunque el día esté nublado. Además, como también funciona con luz eléctrica, puede cargarse en casa "mientras se está viendo la televisión. Basta con poner la mano debajo de una bombilla", dice el inventor.

Patentado en España

Hasta la fecha, el invento ya ha sido patentado por Algora y Luis Castañer, de la Universidad Politécnica de Barcelona, en España y en Estados Unidos, pero todavía no se ha probado en un ser vivo. "Ya hemos demostrado su viabilidad en laboratorio. Ahora estamos pendientes de ensayarlo en animales y humanos, pero para eso necesitamos la colaboración de una empresa de biomedicina", dice Algora.

El profesor afirma que su objetivo era aprovechar sus conocimientos para hacer algo práctico, y que quisieran seguir adelante con el proyecto, si encuentran ayuda. "No nos gustaría simplemente venderles la patente. Quisiéramos colaborar en su desarrollo", añade.

El cargador lumínico sirve para cualquier dispositivo implantable, "pero hay que adaptarlo a cada uno, porque no todos consumen la misma energía. Nosotros lo que decimos es que puede hacerse. En algunos casos bastará con recargarlo poniendo la piel bajo una bombilla una vez cada dos meses [por ejemplo, un desfibrilador de bajo consumo que sólo funciona cuando el corazón sufre una arritmia], y en otros una vez cada tres días [un marcapasos que está actuando todo el tiempo]. En ningún caso haría falta estar cinco horas al día recargándolo, porque eso lo haría insostenible", explica.

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