Destruir el medio
Los incendios forestales han sido devastadores, en especial en plena sierra de la Calderona, y alrededores del santuario de la Virgen de Balma. Yo sufría cada vez que veía el humo desde mi ventana en las montañas cercanas a Valencia. Algo de mí moría y enfurecía de rabia impotente ante el fuego devastador. Ahora la cosa ya no va conmigo. Tengo 40 años, lejos de preocuparme por el futuro de los demás, sólo pienso en que puedo vivir otros 40 años más, y que para entonces, todos los estudios científicos indican que evolucionaremos hacia un cambio climático. Aumento de temperaturas y ausencia de lluvias, con la consiguiente desertización. Si para entonces muero de sed, ya me dará igual.
El gobierno local exige a toda costa trasvases bestiales, antieconómicos e innecesarios, excepto para los que practiquen el golf y para las constructoras. ¿Por qué ese excesivo deseo de agua excusándose en el campo y en los agricultores? Cada vez más el campo y el monte está siendo esquilmado por las recalificaciones de terrenos. ¿Por qué no piensan en repoblaciones sensatas, coherentes y consecuentes con el entorno mediterráneo? Los valencianos continúan inmunes a los desastres de su geografía. Arrasan en el interior y en la costa, ciegan barrancos y salidas naturales de agua. Siguen construyendo en zonas históricamente pantanosas como Nules y diversos puntos de la costa, que ahora padecen por el agua y no por el fuego. Destruyen las montañas, como en Cullera, para seguir urbanizando. Ahora van a construir en el parque de L'Albufera y El Saler. ¡Que más da! Nos informan sobre la Copa del América, y todo el poder que va a caer sobre los valencianos. ¿A cuántos les va a llegar? ¡Tengo envidia de la costa Amalfitana y de Croacia! Bellezas conservadas y restauradas, con un entorno idílico inigualable. Con ambiente mediterráneo auténtico.
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