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El PC chino intenta modernizarse para mantenerse en el poder

El pleno del Comité Central se reúne a puerta cerrada en Pekín

El Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), uno de los órganos de mayor poder del país, inició ayer a puerta cerrada un importante cónclave en el que abordará durante cuatro días la modernización del partido, con objeto de asegurar su futuro. La corrupción rampante y los abusos han creado un fuerte descontento entre la población china, que amenaza la continuidad del PCCh, según han reconocido los propios líderes.

Como telón de fondo, está la posibilidad de que el máximo jefe del Ejército y anterior presidente, Jiang Zemin, ceda el cargo al actual jefe del Estado, Hu Jintao. De producirse, Hu cerraría el círculo de poder al que accedió hace casi dos años.

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El pleno, el cuarto desde que Hu asumió la secretaría general del partido en noviembre de 2002, reúne a los 198 miembros del Comité Central. Se trata de la primera vez en que la mejora de "la capacidad de gobernar del partido ocupa el lugar principal de la agenda", según dijo el Gobierno, quien añadió que "reforzar la capacidad de dirección del partido es fundamental para la construcción del socialismo y para el futuro de la nación".

Con el país cada vez más occidentalizado, y en medio de una transformación económica sin precedentes, los líderes chinos son conscientes de que si no toman medidas para frenar el descontento de la población, el futuro del PCCh puede estar en peligro. De la reunión debe salir un documento que garantice "la continuidad y la mejora del sistema socialista", según informó el Diario del Pueblo. Un ejercicio malabar, en un país que ha desmontado todas las garantías sanitarias y de educación que caracterizaron la época de Mao Zedong para convertirse en un régimen capitalista bajo el paraguas del PCCh, y en el que la cada vez más numerosa clase media comienza a reclamar apertura política.

En la reunión se debatirá cómo incrementar la transparencia y la forma de pedir cuentas a los funcionarios, con objeto de poner freno a la corrupción, ya que, según Hu, "el éxito del socialismo está en juego". Sin embargo, el jefe del Estado dejó bien claro el miércoles que China no adoptará una democracia multipartidista de estilo occidental.

El pleno ha despertado también expectación por las especulaciones de las últimas semanas sobre la posibilidad de que Jiang Zemin se pliegue a las presiones, y a sus 78 años traspase la presidencia de la poderosa Comisión Militar Central a Hu, de 61, quien, a la secretaría general del partido y la presidencia del país -a la que accedió en marzo de 2003-, sumaría la del Ejército. Actualmente es vicepresidente.

Los indicios de que los dos líderes mantienen un duelo por el cargo han surgido entre líneas las últimas semanas. El Gobierno ha calificado las afirmaciones sobre la existencia de tensiones entre los dos líderes de "sin fundamento", y los medios oficiales no han hecho la más mínima mención a la posibilidad de que se produzca un relevo en la cúpula del Ejército. Sí mostró, sin embargo, ayer, la televisión un reportaje sobre cómo los miembros del PCCh conversaban y mantenían vivo el espíritu del partido en una empresa mixta chino japonesa, y cómo se habían adaptado al nuevo entorno empresarial.

Deng Xiaoping abandonó la jefatura del Ejército dos años después de dejar el todopoderoso Comité Permanente del Buró Político, aunque conservó una gran influencia sobre los destinos de China hasta su muerte. ¿Mantendrá Jiang el liderazgo militar más tiempo que el Pequeño Timonel? Quizá lo pretenda, consciente de que no tiene el mismo peso que Deng, y aguante el tiempo que pueda. Su mandato finaliza en 2007. Si por el contrario, decide apearse del cargo, redondearía la primera transmisión pacífica de poder desde la fundación de la República Popular de China, en 1949.

Se prevé que durante la reunión sea ampliada la Comisión Militar Central de cuatro miembros a siete para dar cabida a altos mandos de la Armada, las Fuerzas Aéreas y el cuerpo de artillería. La importancia de los plenos del Comité Central varía mucho, en función de la agenda. El que se celebró en 1978 fue histórico, ya que supuso el lanzamiento de las reformas económicas concebidas por Deng.

Un anciano, ante un control policial en la plaza de Tiananmen.
Un anciano, ante un control policial en la plaza de Tiananmen.AP

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