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Sólo el 51% de los franceses dice estar dispuesto a apoyar la Constitución europea

"Inútil jugar a los cascos azules". Así resume el ex ministro Jack Lang la violenta pelea abierta entre los dirigentes socialistas franceses a favor y en contra de la Constitución europea. El Partido Socialista aparece tan dividido como el conjunto de los franceses: sólo se declara dispuesto a votar a favor en el futuro referéndum constitucional el 51%, la cuota más baja de los últimos meses, según un sondeo del Instituto Ipsos que publica hoy la revista Le Point.

La opinión no se ha escorado tanto como para que sea inútil dar la batalla. Esa misma encuesta señala un 34% de partidarios del no y un 15% de indecisos, de modo que hay margen para enfangarse en una campaña a cara de perro. El primer secretario socialista, François Hollande, anuncia "un de combate" a favor de la Constitución, en respuesta al no anticipado por el número dos de la jerarquía de su partido, Laurent Fabius.

La campaña se orienta, en primer lugar, al referéndum interno previsto para finales de año. Desde las páginas del diario Le Monde, Hollande advierte de que existe un verdadero riesgo de mayoría de votos negativos entre sus correligionarios, lo cual podría implicar el golpe de gracia al referéndum constitucional anunciado para el otoño de 2005. Hollande recalca el dramatismo de la apuesta, pronosticando "una doble crisis, europea y socialista", en caso de rechazo a la Constitución.

Empotrado entre Hollande y otros pesos pesados, Fabius ha encontrado la ocasión para distinguirse. Su amenaza de votar no -salvo que el presidente, Jacques Chirac, consiga rápidas concesiones europeas a favor del empleo y contra la deslocalización de industrias- suena bien en los oídos de las clases populares, angustiadas por el temor a un éxodo masivo de empresas a países con menores costos salariales. En el mismo sondeo, el 61% de los franceses aprueba el pliego de condiciones de Fabius.

El Gobierno de centro-derecha ha reaccionado con una previsión de 1.000 millones de euros del presupuesto de 2005 destinados a un paquete de medidas contra las deslocalizaciones. Oportunamente, el grupo semipúblico Renault anuncia la contratación de 14.000 personas para el año próximo (9.000 de ellas en Francia). El Gobierno y parte de los socialistas se movilizan para evitar que la mayoría de electores identifique Europa con un empeoramiento de sus condiciones de vida.

Aunque es cierto que la postura negativa de Fabius es más táctica que de fondo, la situación no deja de ser extraña y desgarradora para un partido que se frotaba las manos en la primavera pasada, cuando las elecciones regionales y europeas lo colocaron como la primera fuerza política de Francia.

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