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Reportaje:

Un desconocido palacio del XIX

La Subdelegación del Gobierno en Vizcaya iniciará en octubre visitas guiadas a su sede

El histórico edificio de la Subdelegación del Gobierno en Vizcaya, en la bilbaína plaza Moyúa, va a abrir sus puertas al público. El Palacio Chávarri, construido en 1888 y declarado monumento en 1995, podrá ser visitado a partir de octubre por cualquier ciudadano sólo con pedir cita.

El inmueble, con más de 5.000 metros cuadrados de superficie, albergó dos viviendas de su primeros propietarios: los hermanos Víctor y Benigno Chávarri. El primero fue diputado en Cortes y fundador de empresas como La Basconia. Tras su compra por el Estado en 1943 para convertirse en la sede del Gobierno Civil de Vizcaya (ahora Subdelegación del Gobierno), su vivienda se usó para las oficinas de la Administración. Prácticamente invariable permanece la otra parte, la de su hernano Víctor. Sus dependencias, que superan los 3.000 metros cuadrados, serán las que podrán ser visitadas desde el próximo mes.

En el inmueble, construido en 1888, solía pernoctar Franco y los Reyes durmieron en 1981

Un paseo por su interior permite conocer la singularidad de un edificio con diferentes estilos obra de dos arquitectos: el belga Paul Hankar y el vasco Anastasio de Anduiza. Pinturas de la época en los techos, puertas pulcramente talladas, mobiliario lujoso,... el recorrido traslada al visitante cien años atrás. "Muchas cosas están intactas", detaca el actual subdelegado, Miguel Ángel Fernández.

Entre las habitaciones está está el dormitorio en el que solía pernoctar el dictador Francisco Franco en sus visitas a Bilbao y donde, por última vez en 1981, durmieron los Reyes. La modernidad también ha arrinconado el palacio como lugar de estancia de las autoridades. "Ahora, de manera muy puntual, si no hay plazas hoteleras o por seguridad, viene a pasar la noche algún alto cargo", apunta Miguel Ángel Fernández.

El subdelegado es una de las cinco personas que usan actualmente los 3.000 metros cuadrados de la zona noble para trabajar, junto a su secretario, las secretarias de ambos y el conserje. El resto del personal emplea el otro inmueble habilitado como oficinas.

La declaración del palacio como monumento supone algunas incomodidades. El edificio no tiene aire acondicionado, porque no se pueden realizar obras para su instalación, ni siquiera desde el exterior. Este detalle apenas limita el multimillonario valor del inmueble, que Fernández no sabe calcular, aunque aporta un dato: sólo uno de los cinco pisos está valorado en el catastro en casi un millón de euros.

El último jueves de octubre se pretende organizar la primera de las visitas guiadas, que se desarrollarán en castellano y euskera, con grupos de 20 personas como máximo para evitar masificaciones que deterioren "la vistosidad de los suelos de madera y de las alfombras". Los interesados deben telefonear a la subdelegación (94 450 90 00), y posteriormente enviar su petición por escrito.

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