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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El ángel y el agente literario

El escritor americano es un fabulador de filiaciones. De una manera más o menos explícita, su primer ejercicio literario suele ser un esfuerzo por autorizarse, inventando su árbol genealógico. En Situación del escritor en 1947 Sartre sostiene que, a diferencia del escritor europeo, el americano "no ve en la literatura un medio de proclamar su soledad, sino una ocasión de escapar de ella (...) a sus ojos el mundo es nuevo, todo está por decir, nadie antes que él ha hablado del cielo ni de los campos". De esta estirpe es el ángel literario que visita a Eduardo Halfon (Guatemala, 1971), en quien, sin embargo, el viaje borgeano por la biblioteca universal deviene en una mitología cuyo sistema es la acumulación: Oscar Wilde, Hermann Hesse, Sergio Ramírez, Augusto Monterroso, Ernesto Sábato, Ezra Pound, James Joyce, Dostoievski, Ricardo Piglia, Andrés Trapiello, Horacio Castellanos Moya. Halfon escribe la novela del joven que, fascinado por el vitalismo de algunos autores del siglo XX, se acerca a un concepto algo cortesano de la vida literaria. En su libro las escenas evocadas a través de la lectura -Hemingway en la librería de Syvia Beach, Raymond Carver descifrando una revelación en una lavandería de Iowa- se alternan con crónicas de encuentros con escritores contemporáneos. Mientras escribe el capítulo sobre Hemingway, por ejemplo, el autor intercambia e-mails con Enrique Vila-Matas -lo había conocido en la presentación de un libro-, quien está escribiendo por entonces París no se acaba nunca: "Con Enrique compartimos el amor por los suicidios ejemplares, lo borgesiano... la escritura sobre la escritura y Hemingway...", escribe, con no disimulada vanidad. De esta forma, la aspiración americana a merecer una ascendencia artística heteróclita y lujosa, y una sincronía fecunda con su contemporaneidad europea se mezcla, en Halfon, con la tendencia del día a postular la pertenencia a círculos literarios cuya contraseña es el goteo de nombres prestigiosos: no sólo de escritores, también de editores y gestores editoriales. Es elocuente el capítulo final, en el que el autor llega a Barcelona no para visitar a alguno de sus escritores admirados o conocer a otros sino para entrevistarse con su agente literario. Comparado con el desembarco en la misma ciudad de Rubén Darío en 1900, enviando un toast a Santiago Rusiñol o, antes, el de Sarmiento, extasiado ante el recién estrenado Liceo en 1847, Halfon representa el joven escritor convertido en empresario de su propio manuscrito. Ahí es donde la exigencia estética e intelectual, necesaria para destilar literatura de la experiencia propia, corre el riesgo de aplanarse en el abuso ingenuo de la primera persona.

EL ÁNGEL LITERARIO

Eduardo Halfon

Anagrama. Barcelona, 2004

135 páginas. 11 euros

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