El ciclón Iván arrasa la isla de Granada
Un grupo de presos escapa de un penal destruido por los fuertes vientos
Iván IV, El Terrible (1530-1584), fue sanguinario zar de todas las Rusias, reclamó la delegación de Dios en la Tierra y actuó con la ferocidad del huracán que ha tomado su nombre y barre el sureste caribeño y las Antillas menores. Los vientos de 200 kilómetros por hora de Iván molieron la isla Granada. Al menos 20 personas perdieron la vida; miles, sus viviendas y propiedades, y por los boquetes abiertos por las rachas en la prisión de Saint George's se fugaron supuestos presos izquierdistas implicados en los hechos que habrían de servir de pretexto para la invasión norteamericana del 25 de octubre de 1983.
El huracán también ha causado víctimas en Trinidad Tobago, Barbados y República Dominicana y su furia destructora se dirige hacia Cuba, Jamaica y el Estado de Florida, que ya ha sufrido dos ciclones en el último mes.
Las corrientes de aire del huracán más destructor de la última década tumbaron la casa del primer ministro de Granada, Keith Mitchell, quien debió domiciliarse en el buque HMS Richmond de la Marina británica y desde allí publicar el primer boletín de daños: el 90% de los 344 kilómetros cuadrados de territorio nacional ha sido castigado y las pérdidas ascienden a cientos de millones de dólares. Colón descubrió la isla, los británicos la conquistaron en el año 1762 y los franceses la recuperaron en 1779. Fue cedida a Londres cuatro años después. El 7 de febrero de 1974 pasó a ser un Estado independiente dentro de la Commonwealth.
La evasión del presidio es confusa, pero desde Granada, habitada por poco más de 100.000 personas, se indica que algunos de los huidos participaron en los acontecimientos anteriores a la intervención de EE UU, condenada por Naciones Unidas. El 13 de marzo de 1979, el abogado de izquierdas Maurice Bishop derrocó al corrupto Eric Matthew Gairy y estableció relaciones con Cuba. Un grupo marxista leninista dirigido por Bernard Coard asesinó a Bishop el 18 de octubre de 1983, y una semana después llegó la invasión. EE UU argumentó que protegía a 700 estudiantes norteamericanos.
La persecución de los fugados no parece ser prioritaria en una nación patas arriba. La tragedia "supera cualquier idea... Estamos terriblemente devastados", subrayó Mitchell. El meteorólogo Hugh Cobb, dijo que Iván reventó Granada durante un par de horas, pero "adondequiera que llegue, va a ser un azote brutal". La volcánica isla no tiene energía eléctrica ni agua potable, y miles de personas siguen en la calle, con lo puesto, porque los vientos arrancaron los techos de zinc de sus viviendas. Afeada ahora, la capital Saint George's atesora edificaciones de estilo francés colonial, calles de adoquines, iglesias y fortalezas.
El aeropuerto fue cerrado al tráfico comercial, no funcionan los teléfonos, cerraron las escuelas, el principal hospital cura sus propias heridas y la industria de la nuez moscada, la principal, quedó hecha trizas. La naturaleza violentó Granada y los delincuentes, sus comercios y patrimonios.
Keith Mitchell se declaró impresionado ante la BBC. Nunca imaginó una catástrofe de esta magnitud. "Hemos declarado desastre nacional. Necesitamos la ayuda de los amigos". Nada se sabe de la bañera de mármol de la emperatriz Josefina Bonaparte, expuesta en el Museo Nacional.
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