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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Plan de emisiones

El País

El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes, tras consulta pública y diálogo con los sectores afectados, el primer Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión de gases de efecto invernadero para el periodo 2005-2007. Es el primer paso en el cumplimiento de los acuerdos de Kioto sobre limitación de los vertidos a la atmósfera de gases que pueden contribuir al cambio climático, especialmente el dióxido de carbono (CO2), generados por la actividad humana. Aunque para el conjunto de Europa el compromiso es la reducción de un 8% de estas emisiones en el periodo 2008-2012 respecto del nivel alcanzado en 1990, en España, dado que partía de cifras comparativamente inferiores a las de otros países europeos, el objetivo se fijó en un aumento del 15%.

Debido al crecimiento de la actividad industrial y el transporte, junto con la ausencia de medidas efectivas para promover el ahorro energético, esos límites se han sobrepasado ya largamente, por lo que era necesario actuar. El plan estima en un 2% el volumen de emisiones suplementarias autorizadas por absorción de gases en sumideros (bosques) y un 7% más a través de bonos de emisión adquiridos en el extranjero o mediante proyectos de desarrollo limpio en países en vías de desarrollo, por lo que el aumento bruto de emisiones previsto en nuestro país es del 24%.

El plan se centra en sectores industriales como el eléctrico, el cerámico, el cementero, el siderúrgico y otros, y su objetivo es estabilizar el nivel de emisiones durante los próximos tres años para profundizarlo y ampliarlo después, a fin de cumplir con el compromiso asumido para 2012.

Es un paso importante que pone fin a las vacilaciones con que se ha abordado el problema en los últimos años, pero queda mucho por recorrer. En primer lugar, no se ha contemplado en esta fase sectores como el transporte, el agrícola o el doméstico, cuya contribución a la contaminación atmosférica es notable y va en aumento, posponiéndose para después de 2007 el objetivo sustancial de disminución de emisiones. No todo el mundo está, además, comprometido de la misma forma con este programa, que es, por su propia naturaleza, global. EE UU, por ejemplo, primer país en emisiones de gases invernadero, no ha ratificado el Protocolo de Kioto y éste no afecta a los países en vías de desarrollo, en particular a China o India.

Los objetivos de Kioto son de la mayor importancia simbólica, pero son muy modestos respecto del desafío que tenemos ante nosotros. Según vayan precisándose los datos y modelos científicos, y se vaya acumulando experiencia en estas primeras escaramuzas para proteger el equilibrio climático, habrá que diseñar nuevas y más ambiciosas medidas.

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