¿Urna, pantalla táctil o Internet?

Los sistemas de votación electrónica varían según quien los fabrique, pero, en general, se puede decir que existen tres grandes tipos de voto electrónico. Dos de ellos son presenciales y el tercero se realiza a distancia. En los colegios electorales se puede votar, por tanto, de dos maneras: utilizando una urna electrónica dotada de un escáner que lee una papeleta electrónica -como el sistema Demotek- o con una pantalla táctil -como las comercializadas por Indra o por ESS, que en España distribuye en exclusiva Odec-. Una tercera opción permite el voto en ausencia, y es la solución que venden Accenture o Scytl: el voto por Internet.

Los expertos creen que no hay un sistema mejor que otro, ya que depende de la elección y del grado de conocimiento técnico que tengan los electores. En general, la urna tiene la ventaja de que asusta menos a los votantes; la pantala táctil permite ahorrar en papeletas e incluir sistemas para discapacitados visuales; e Internet supone una gran ventaja por el ahorro en colegios y máquinas y porque elimina la incertidumbre de los sistemas postales. Entre los problemas, la urna sólo adelanta una hora el escrutinio frente al sistema actual; la pantalla táctil puede ser más cara y provocar problemas a los electores no tecnificados, según como sea de compleja la votación; a Internet, mientras, se le achaca más inseguridad y un problema muy complejo que apunta Barrat: la coacción. "Si se generaliza el sistema, hay que resolver de algún modo este problema".

Lo que nadie especifica es lo que puede costar un proceso electoral electrónico. "¿Cuál es el coste de la democracia?", se pregunta Riera, ya que la principal ventaja del voto electrónico es el aumento de la participación. Luis Pistoni, de Odec, explica que sus pantallas táctiles rondan los 2.000 euros, "y de ahí para abajo" según el número de ellas que se reclame. En general, estas máquinas, asegura, se amortizan "en menos de tres elecciones". Indra ingresó 9,9 millones de euros por el recuento de las elecciones generales del 14 de marzo, pero especifica que esta cifra es tan sólo alrededor del 7% u 8% de un proceso electoral, al que hay que añadir el coste en personal, fuerzas de seguridad, papel o infraestructura.