Efecto dominó en el Cáucaso
Temor a que la matanza de la escueladesate un conflicto entre la ortodoxa Osetia del Norte y sus vecinos musulmanes
El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró ayer que lo que pretendían los terroristas que tomaron la escuela de Beslán era provocar enfrentamientos interétnicos y desestabilizar la situación en el Cáucaso del Norte. Leonid Roshal, el médico que fue a negociar con los secuestradores a petición de éstos, había dicho antes a los familiares que se corría el peligro de desencadenar una guerra confesional. Para comprender las declaraciones de Putin y Roshal hay que saber que Osetia del Norte es la única república de la Federación Rusa ubicada en el Cáucaso del Norte que no es musulmana. Su población, a diferencia de los otros pueblos de la zona, es cristiano ortodoxa. Y toda la región, con sus numerosas etnias belicosas y a menudo enemigas unas de otras, es un auténtico polvorín en el que en cualquier momento puede haber nuevas explosiones.
En la pasada década, el conflicto osetio-ingush dejó miles de muertos y de desplazados
Osetia del Norte está habitada por un pueblo que se autodenomina alano y se considera descendiente de la cultura de la antigua etnia del mismo nombre, cercana a los escitas y a los sármatas. Poco más de 700.000 habitantes tiene esa república, con capital en Vladikavkaz, pero como etnia está dividida por la frontera estatal con Georgia. Tras las montañas del Cáucaso viven sus hermanos, que forman Osetia del Sur, república que proclamó su autoindependencia a finales de 1991. Fue en la guerra de los surosetios con los georgianos que los norosetios obtuvieron bautismo en un conflicto étnico, al formar batallones de voluntarios que fueron a combatir al lado de sus hermanos. Esa guerra haría detonar el primer conflicto interétnico de la Rusia independiente. Los numerosos surosetios que emigraron del territorio georgiano huyendo de los bombardeos a Osetia del Norte se instalaron principalmente en el distrito Prígorodni, en la frontera ingush y reclamado por Ingushetia. El torrente de emigrantes modificó radicalmente la correlación de fuerzas en la zona e hizo estallar el conflicto osetio-ingush, que dejó miles de muertos y decenas de miles de ingushes que vivían allí se vieron desplazados a Ingushetia.
Precisamente para evitar una nueva guerra entre estos dos pueblos está prácticamente prohibido decir por televisión o en la prensa norosetia que en el grupo terrorista que tomó la escuela de Beslán había ingushes, aunque en un principio hubo informaciones en ese sentido. Nadie duda de que el grupo de secuestradores kamikazes entró precisamente por Ingushetia: Beslán se encuentra en el límite del distrito Prígorodni.
Serguéi Tobólov, ex ministro norosetio para las Nacionalidades y actual jefe de la Radiotelevisión local, manifestó que la toma de la escuela podía desencadenar un nuevo conflicto osetio-ingush, sobre todo si terminaba en una matanza de los secuestrados. No en vano Putin amenazó con considerar cómplices de los terroristas a los que siembren el odio interétnico. Los norosetios comprendieron que les estaba advirtiendo de que no culparan a los ingushes de la tragedia. No está claro que le escuchen: en la noche del viernes se informaba, sin ser confirmado oficialmente, que un grupo de hombres armados tomaron a varias decenas de ingushes como rehenes en la localidad de Chermén, distrito de Prígorodni.
El otro foco de potencial conflicto que puede hacer explotar el polvorín es Daguestán, república habitada por decenas de etnias, muchas de las que se hallan enfrentadas. El principal peligro actual es un conflicto entre los ávaros -la principal etnia daguestana con más de 700.000 personas- y los darguines, que son más de medio millón. También hay conflictos latentes entre los cherkeses y karachayes, y los kabardinos y balkarios, quienes tienen una enemistad centenaria y compiten por el poder en las repúblicas de Karachayevo-Cherkesia y Kabardino-Balkaria. Además, el wahabismo cunde en esta última república, de donde han surgido numerosos extremistas que han participado en los atentados terroristas de los últimos años.
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