Sangre y caos en una operación improvisada
Un tiroteo durante la recuperación de cadáveres de las primeras víctimas del secuestro desencadenó la intervención de las tropas
Las fuerzas de seguridad rusas que irrumpieron en la escuela Número Uno de Beslán, en Osetia del Norte -tomada por un comando terrorista durante más de 50 horas-, intervinieron después de que estallara un intenso fuego cruzado en el que decenas de rehenes se vieron atrapados.
El baño de sangre se inició en torno a la una de la tarde, hora local, las once de la mañana, hora peninsular española. Aparentemente, las autoridades habían llegado a un acuerdo con los secuestradores a primera hora de la mañana para retirar los cadáveres de la docena de víctimas que se registró el miércoles durante el asalto a la escuela en plena ceremonia de comienzo del curso. Mientras la operación de retirada de los cuerpos se desarrollaba se escucharon dos explosiones. Inmediatamente después se generalizó el fuego nutrido de armas automáticas. En esos primeros momentos, el techo de la escuela se vino abajo. Una rehén liberada declaró a la televisión rusa que "los terroristas habían colocado bombas en el techo con cinta adhesiva. Una de ellas se desprendió y explotó".
Un grupo formado por tres decenas de niños y adultos intentó huir aprovechando el caos
Otras fuentes rusas citadas por el diario Le Monde apuntan a que los miembros del comando hicieron estallar varias cargas explosivas en el edificio que causaron el hundimiento del tejado del gimnasio, donde se encontraban casi todos los rehenes. Posteriormente se produjo un incendio en la misma zona de la escuela, que quedó destruida. Los equipos de rescate recuperaron entre los escombros los restos de decenas de víctimas.
A partir de este momento, el relato de los hechos se torna más confuso. Algunas fuentes citadas por las agencias de noticias rusas aseguraron que varios miembros del comando intentaron escapar durante el tiroteo. Medios rusos afirmaron que los secuestradores permanecieron en la escuela y abrieron fuego contra las personas que estaban retirando los cadáveres. Un grupo formado por unas tres decenas de niños y adultos intentó huir aprovechando el desconcierto producido por el tiroteo cruzado entre los terroristas y los miembros de las fuerzas de seguridad.
Poco después, un grupo de civiles armados se dirigió hacia el colegio para intentar auxiliar a los niños que escapaban mientras los miembros del comando les disparaban por la espalda. Pero esta primera incursión fue frenada en seco por los disparos procedentes del interior de la escuela.
Casi al mismo tiempo, según la agencia Interfax, varios secuestradores intentaron romper el cerco mezclándose con los cientos de personas que rodeaban el complejo escolar desde el miércoles. La policía rusa abrió fuego contra ellos.
Un grupo de policías y soldados, seguido poco después de fuerzas especiales antiterroristas, aprovechó el caos para irrumpir en el recinto escolar, sobrevolado por helicópteros de combate. Alan Karayev, un voluntario que entró en las ruinas del gimnasio declaró: "Todo el suelo estaba cubierto de cadáveres. Ya no quedaba ningún resto del tejado. Toda la techumbre se desplomó sobre los pequeños". "No ha sido un asalto, sino una intervención desencadenada por la huida de un importante grupo de rehenes", declaró a una radio de Moscú un miembro del gabinete de crisis del Gobierno.
Durante más de tres cuartos de hora el tiroteo fue constante en torno a la escuela, que seguía enmarcada por negras columnas de humo dos horas después del inicio de los disparos. Durante ese tiempo, centenares de niños en ropa interior abandonaron la escuela mientras las fuerzas de seguridad seguían enfrentándose terroristas que aún resistían.
Las fuerzas de seguridad rusas aseguraron que el comando se dividió en tres grupos. El primero permaneció en la escuela mientras un segundo se hizo fuerte en un edificio próximo y el tercero huyó por las calles en medio de la confusión. Según el diario Pravda, uno de los terroristas fue linchado por civiles tras ser reconocido mientras huía.
Pasadas las seis de la tarde, se escuchaba de nuevo una fuerte explosión en la escuela, según diversas agencias. En el interior permanecían aún retenido un número indeterminado de niños. En esos momentos, tres de los secuestradores, entre ellos supuestamente el jefe del comando, se habían refugiado en el sótano de la escuela. A las 19:30, la televisión rusa anunció que habían sido "eliminados".
Poco después, las autoridades confirmaban que otros tres secuestradores habían sido capturados vivos. Pasadas las ocho y media de la tarde, el Ejército ruso dio la operación por terminada; pero la célula de crisis de Moscú señaló dos horas después que la policía seguía buscando a cuatro terroristas.
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