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Absueltos todos los acusados por un atentado antijudío en Buenos Aires

Antes de conocerse la sentencia un mal presagio planeaba sobre el edificio de los tribunales federales de Buenos Aires, donde ayer tres jueces absolvieron a los 22 policías procesados por el atentado terrorista más grave de la historia argentina (85 muertos y más de 300 heridos), de signo antijudío, perpetrado hace 10 años en esta ciudad. Familiares y abogados de las víctimas expresaron anoche su repudio y aseguraron que la sentencia representa un triunfo de la impunidad.

Todos los indicios apuntaban a un veredicto absolutorio para los acusados por falta de pruebas, después de un proceso oral interminable, plagado de irregularidades y en el que ningún responsable directo estuvo sentado en el banquillo. Finalmente, los 22 imputados por el ataque terrorista fueron absueltos. De los cinco para los que el fiscal pedía cadena perpetua por su participación en la preparación del ataque aunque no por ser los autores materiales, sólo podrán salir en libertad el subcomisario Anastasio Leal y el oficial Mario Barreiro. Los otros tres tienen otras causas pendientes. Los 17 policías procesados por causas conexas con el atentado serán liberados.

La mañana del 18 de julio de 1994, el edificio de siete plantas que albergaba las oficinas de la Asociación Mutual Israelí Argentina (AMIA) y de la Delegación de Asociaciones Israelíes Argentinas (DAIA) colapsó a consecuencia de una tremenda explosión provocada por un coche bomba. Dos años antes, en marzo de 1992, otro atentado contra la Embajada de Israel causó 29 muertos y 200 heridos. Ambos ataques terroristas constituyen los ejemplos más dramáticos de la impunidad en Argentina que dejaron una mancha indeleble en el Gobierno del ex presidente peronista Carlos Menem, que mostró su incapacidad para capturar o identificar a los responsables y está hoy en el punto de mira de la acusación, por encubrimiento.

Cadena perpetua

El juicio por el atentado comenzó el 24 de septiembre de 2001, cuando todavía se removían los escombros de las Torres Gemelas en Nueva York. Durante tres años, el juicio oral realizó 342 audiencias por las que desfilaron más de 1.600 testigos. Los policías para los que se pedía cadena perpetua estaban acusados de de preparar la camioneta Renault Traffic con explosivos que se precipitó contra el edificio de la AMIA.

Ésta es la supuesta conexión argentina, pero la acusación atribuye la máxima responsabilidad al terrorismo islámico, concretamente a Irán. Marta Nercellas, abogada de la DAIA, asegura que el atentado fue planificado y decidido en una presunta reunión en Teherán en 1993, en la que participaron altos dirigentes del régimen islámico. "La conexión iraní está absolutamente demostrada, pero no hemos logrado que el Gobierno de Irán ponga a disposición de la justicia a las personas que decidieron el atentado. En Argentina no se puede juzgar a una persona en rebeldía, por lo que no hemos podido avanzar la investigación, pero las pruebas son importantes, testimoniales, documentales, entrecruzamientos telefónicos", dice Nercellas, que va más allá y acusa a Siria de estar al tanto de los preparativos.

Cuando comenzó el juicio, los fiscales aseguraban contar con pruebas suficientes para condenar a los culpables. Hoy aquel equipo acusador está diezmado.

Abraham Kaul, director de la AMIA, ha dicho que la absolución de los acusados ni significa que "no sean culpables o responsables", y promete recurrir ante la Cámara de Casación si el tribunal integrado por los jueces Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo da un veredicto de inocencia.

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