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Los accidentes dejan 708 muertos este verano, un 16% menos que en 2003

Tráfico impuso 150.259 multas por exceso de velocidad y otras 15.828 por alcoholemia

Jorge A. Rodríguez

Las víctimas de los accidentes de tráfico durante julio y agosto, los dos meses que suelen ser los más trágicos en las carreteras, han bajado este año a niveles que no se recordaban desde hace 25 años, cuando el parque automovilístico era la mitad que el actual. El ministro del Interior, José Antonio Alonso, aseguró ayer que este año han descendido los accidentes (un 15,3%), pero sobre todo lo ha hecho la cifra de fallecidos, 143 menos (un 16.8%), y los heridos ( 207 menos) respecto al verano de 2003. "Estamos satisfechos", dijo el ministro, "pero vamos a seguir la batalla contra la violencia en la carretera".

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Los datos ofrecidos por Alonso muestran un descenso de la accidentalidad en la carretera durante este verano que confirman la ligera curva descendente de los últimos años, sólo truncada en 2003. El exceso de velocidad, la conducción bajo los efectos del alcohol, especialmente por la noche y la menor vigilancia en los pequeños desplazamientos por carreteras locales estuvieron tras la mayoría de los 602 accidentes con víctimas contabilizados este verano, 109 siniestros menos que en 2003. El 75% de ellos ocurrieron en carreteras locales y de noche o ya de amanecida.

Esos accidentes se cobraron la vida de 708 personas en julio y agosto, una cifra aún abultada pero que supone una reducción de los muertos respecto al mismo periodo del año pasado de 143 personas. El mes en el que más descendieron los fallecidos fue agosto, en el que la salida y el retorno fueron escalonados, especialmente el regreso.

Alonso atribuyó parte de este descenso a tres campañas que se han desarrollado con especial intensidad este verano: aumento de los controles de la velocidad excesiva o inadecuada, incremento de los test de alcoholemia en las carreteras y la campaña informativa desarrollada por la Dirección General de Tráfico (DGT), tanto en los medios de comunicación como en los paneles informativos de las vías.

"El mensaje que queremos lanzar a los ciudadanos es que la siniestralidad en las carreteras es una prioridad política del Gobierno", dijo Alonso en rueda de prensa, "de que estamos empeñados en la tolerancia cero con los accidentes de tráfico, de forma que vamos a aumentar los controles para intentar ganar la batalla a la violencia en la carretera", término de nuevo cuño.

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El control se ha traducido en que un total de 535.082 conductores han tenido que soplar en el alcoholímetro que les ha puesto delante la Guardia Civil. De ellos dieron positivo 15.828, casi como toda la población de Navalcarnero (Madrid). "Parece que los ciudadanos nos han hecho caso, porque ha habido muchos más controles que en 2003 y han bajado las denuncias", alegó el ministro.

No bajan los límites

La otra campaña, la de control de la velocidad, ha sido más ambiciosa, ya que se ha llegado a fotografiar 4.628.582 vehículos (el equivalente al parque automovilístico de Barcelona y Madrid juntos), de los que se fueron con el boleto de multa o lo recibirán en breve 150.259 (algo menos que los coches matriculados en Burgos). "Los españoles conducen a una velocidad inusualmente alta, y si logramos que los automovilistas se ajusten a los límites los siniestros bajarían un 30%", subrayó el ministro.

Alonso insistió en la necesidad de "hacer respetar" los límites de velocidad actualmente establecidos, y aprovechó para insistir en que su departamento no es proclive a rebajar los máximos actuales. "No soy partidario de abordar una reforma normativa para abordar una bajada de los límites de velocidad. El respeto de los límites actuales sería una conquista", explicó, en contra del criterio que mantiene el Ministerio de Medio Ambiente.

En lo que sí se está trabajando es en la legislación para implantar el carné por puntos, que el Gobierno pretende tener en marcha el verano que viene. "El proyecto ya se está elaborando", dijo el ministro, para quien los modelos francés e italiano "pueden ser considerados para el anteproyecto". Lo que no está dispuesto es a transformar la DGT en una agencia de seguridad vial, uno de los proyectos de tráfico incluidos en el proyecto socialista. "Lo que funciona bien, mejor no cambiarlo, y en el caso de la DGT es mejor dejarla como está", sentenció.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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