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VIOLENCIA EN IRAK

El radical Al Sáder pide a sus seguidores que dejen de atacar a las tropas de EE UU

El clérigo chií planea incorporarse al proceso político en Irak, según un portavoz

El joven clérigo radical Múqtada al Sáder, líder de la reciente revuelta chií en la ciudad de Nayaf, ordenó ayer a sus seguidores el fin de los ataques contra las fuerzas estadounidenses en todo el país para respetar el acuerdo de paz sellado la pasada semana tras la mediación del gran ayatolá Alí al Sistani. Las últimas declaraciones de sus allegados apuntan además, a la incorporación de Al Sáder en el proceso político iraquí.

"El Ejército del Mahdi está ahora inclinándose por la lucha pacífica", declaró Mahmud al Sudani, lugarteniente del clérigo de Nayaf. "Múqtada anunciará su participación en el proceso político iraquí. Él no se presentará directamente a las elecciones, pero designará y respaldará a otra persona". Otro hombre de confianza de Al Sáder, Alí Smeisim, apareció en la televisión libanesa Al Manar con este mensaje: "Debido a la situación en Nayaf y las provincias (...) pedimos a todos los miembros del Ejército del Mahdi que detengan el fuego, excepto en caso de autodefensa, y tengan paciencia hasta que se haga público el programa político que los seguidores de Al Sáder están elaborando".

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Los rebeldes chiíes, invitados en numerosas ocasiones por el Gobierno interino iraquí a incorporarse al proceso político nacional, se han mantenido hasta ahora firmes en su boicoteo porque lo consideran sometido a los intereses estadounidenses.

El llamamiento de Al Sáder al cese de las hostilidades se hizo público antes de alcanzar un segundo acuerdo, esta vez una tregua referida al suburbio bagdadí de Ciudad Sáder, donde aún se producían combates esporádicos. Este plan para Ciudad Sáder (que recibe ése nombre en homenaje al padre de Múqtada) tiene seis puntos. Ayer fue rubricado tras seis horas de conversaciones entre los representantes de Al Sáder, los del Gobierno interino iraquí y las fuerzas de la coalición, según explicó Naim al Qaabi, portavoz de los rebeldes chiíes en la capital. A pesar del acuerdo, las negociaciones prosiguen para lograr un compromiso definitivo y estable. La prioridad es lograr el desarme del Ejército del Mahdi, una cuestión aún no resuelta.

Por otra parte, un oleoducto cercano a Bagdad fue atacado a primera hora de la mañana. Se trata de una nueva acción en la serie de sabotajes realizados en los últimos días por las fuerzas insurgentes contra instalaciones petroleras. Estas acciones mantienen las exportaciones de crudo un 30% por debajo del nivel normal y han motivado el corte del suministro en el sur del país. Las válvulas de paso de esta zona fueron cerradas en la noche del domingo después de que una explosión reventara un tramo de oleoducto próximo a Basora. Sin embargo, el precio del petróleo respondió ayer bien al anuncio de Al Sáder, minimizando la gravedad de los sabotajes.

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Edificios rurales

Samarra, 110 kilómetros al norte de Bagdad y dentro del llamado triángulo suní, fue escenario ayer de un bombardeo aéreo estadounidense que acabó con la vida de al menos cuatro iraquíes e hirió a otros cinco, de acuerdo con datos del Ministerio de Sanidad. El ataque, lanzado a las 12.30 hora local (14.30 en la España peninsular), tenía como objetivo varios edificios rurales del distrito de Al Mutasin, a 15 kilómetros de la ciudad.

Una delegación de jefes tribales y antiguos oficiales del Ejército iraquí en Samarra presentó ayer al primer ministro interino, Ayad Alaui, diez condiciones para terminar con la violencia en la ciudad rebelde suní. "Pedimos la reapertura de un puente cerrado por el Ejército estadounidense y que parte la ciudad en dos, el fin de las detenciones y confiscaciones y una amnistía para todos los condenados", declaró el antiguo diplomático Taha al Hindira, miembro de una de las tribus locales más influyentes. Otras de sus reivindicaciones son que las fuerzas ocupantes no entren en la ciudad y que se indemnice a los propietarios de viviendas destruidas por los bombardeos.

En Mosul, un soldado estadounidense murió y tres resultaron heridos por la explosión de un artefacto al paso de su convoy.

Un soldado estadounidense vigila un oleoducto saboteado por los insurgentes cerca de Bagdad.
Un soldado estadounidense vigila un oleoducto saboteado por los insurgentes cerca de Bagdad.REUTERS

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