"¡América, despierta, el país está en peligro!"
Una muchedumbre marcha en Nueva York contra Bush en la mayor protesta en décadas
"¡América, despierta, el país está en peligro con Bush!". Nueva York recibía ayer con una masiva manifestación a los participantes en la convención del Partido Republicano, que comienza hoy. Cientos de miles de personas (400.000 según los organizadores y más 200.000 según fuentes policiales) se lanzaron a las calles de Manhattan para protestar pacíficamente durante ocho horas en un ambiente festivo contra la agenda "destructiva" y "aislacionista" del actual inquilino de la Casa Blanca. Y guardaron un minuto de silencio en honor de los muertos en la guerra de Irak. No se veía una protesta similar en la ciudad en décadas. La de ayer no fue una manifestación convocada en apoyo del candidato demócrata, John Kerry, sino contra la política de Bush.
"Bush tiene que irse de la Casa Blanca. Hay que pararlo", dijo en español una de las oradoras que intervinieron en las declaraciones previas al arranque de la masiva protesta, convocada por la plataforma Unidos por la Paz y la Justicia (UFPJ, siglas en inglés), en un claro llamamiento a los estadounidenses al voto. La marcha se prolongó durante ocho horas.
La Séptima Avenida de Nueva York se convertía en un hervidero, en el epicentro de la oposición al Gobierno republicano en Estados Unidos, mientras las cadenas de televisión evitaban prestarle más atención de la debida. Pero los ciudadanos quisieron hacer escuchar su enfado. La política de la Casa Blanca en contra de los matrimonios homosexuales y el medio ambiente, los atropellos de los derechos civiles, el aumento del gasto de Defensa, y, sobre todo, la guerra en Irak, movilizaron en masa en la víspera de la convención a homosexuales, artistas, intelectuales, niños, veteranos, inmigrantes, discapacitados y familiares de víctimas del 11-S para pedir a gritos "otra América" y un "cambio de mando".
Cambio de régimen
"Estamos alarmados con la dirección por la que la Administración de Bush ha llevado al país. Por eso necesitamos un cambio de régimen en EE UU y no en Irak", dijo a la multitud uno de los políticos locales del partido demócrata, Charles Barron. A los mensajes de los convocantes se sumaron las decenas de miles de pancartas, banderolas y camisetas con eslóganes anti-Bush: la mayoría calificaban al presidente y a su vicepresidente, Dick Cheney, de "grandes mentirosos" y les acusaban de cometer "crímenes de guerra". Además de pedir el regreso de las tropas de Irak se escuchó con fuerza el grito de "No más sangre por petróleo".
Nueva York es un feudo eminentemente demócrata, lo que explica en parte la enorme movilización. Las encuestas realizadas en los días previos a la Convención Republicana, que comienza hoy, muestran que el 70% de los neoyorquinos se opone a las políticas de la Administración republicana que preside George W. Bush. La multitudinaria manifestación que pasó ayer ante el Madison Square Garden, donde se celebrará la reunión electoral republicana, tenía precisamente ese objetivo: decirle a los delegados republicanos que iban a desembarcar en una ciudad en la que "hay una mayoría que rechaza su agenda de guerra, avaricia, odio y mentiras".
"La Administración no ha hecho más que aumentar el terrorismo y la cólera en el mundo", gritaba una de las manifestantes, mientras pedía el respeto de las libertades civiles. Michael Berg explicaba que su hijo, Nicholas, secuestrado y asesinado en Irak, "ha sido víctima de esta guerra". La UFPJ es una plataforma pacifista que integra a 360 organizaciones que se oponen a la política belicista y aislacionista del Gobierno. Las movilizaciones contra la celebración de la Convención Republicana comenzaron hace una semana y continuarán hasta el jueves, día en que Bush será reelegido por su partido para luchar por la permanencia en la Casa Blanca frente al demócrata John Kerry.
La policía tuvo una presencia discreta durante la manifestación -a pesar del despliegue de seguridad-, para preservar el ambiente festivo. Un total de 116 personas fueron detenidas durante la marcha por faltas menores. Desde el jueves se contabilizan unas 500 detenciones en los diversos actos de protesta que han tenido lugar en de Nueva York. Los organizadores aseguraron que habían reunido a 400.000 personas. Fuentes policiales indicaron que había 200.000 personas, mientras que la ultraconservadora cadena Fox habló de 250.000 personas. A última hora de ayer, el Ayuntamiento no había ofrecido cifras oficiales.
Michael Moore, en cabeza
Leslie Cagan, líder de Unidos por la Paz y la Justicia, organizadora de la protesta en Nueva York, advertía de que las movilizaciones seguirán hasta conseguir que George W. Bush sea derrotado en las urnas. "El mensaje es tan fuerte que no puede ser ignorado: la mayoría del país quiere a Bush fuera de la Casa Blanca", afirmaba el cineasta Michael Moore, convertido en todo el mundo en el símbolo del movimiento anti-Bush y que no dudó en ponerse al frente de la manifestación. Portando una gorra roja con la bandera de barras y estrellas, el director de Farenheit 9/11 aseguraba que la movilización de ayer marca "el principio del fin" del presidente Bush en la Casa Blanca y auguró que al Gobierno "le quedan un par de meses". "La convención va a ser una especie de despedida para Bush", remachó, a la vez que decía que "ha llegado el momento de tener el país en nuestras manos".
Y como los miles de manifestantes anónimos que marcharon por las calles del centro de Manhattan, Moore denunció que Bush orquestó la invasión de Irak "por el petróleo, y no por la democracia". Aunque dejó claro que las tropas de EE UU no pueden abandonar Irak hasta que no esté concluido el proceso de reconstrucción del país. "Nosotros lo hemos roto y debemos arreglarlo".
Al lado de Moore, portando una pancarta azul con el lema "El mundo dice no a la agenda de Bush", estaban el reverendo Jesse Jackson y el actor Danny Glover para apoyar la que será la mayor movilización durante la convención. "Hay un gran descontento", señalaban. Otros, como el policía militar Kelly Doherty, que sirvió durante un año en Irak, lamenta que se esté "deshumanizando" Estados Unidos por culpa del conflicto.
Entre tanto, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, insistía en que la convención es importante para la ciudad, a pesar de los "sentimientos intensos" que está despertando entre los neoyorquinos. Muchos optaron por dejar la ciudad para evitar las molestias de las protestas y por seguridad.
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