El negocio de las clínicas españolas
La ley portuguesa sobre la Interrupción Voluntaria del Embarazo es, en realidad, casi igual a la norma española. Pero una interpretación muy estricta del texto y la negativa de muchos médicos a aplicarla en los hospitales públicos obliga a miles de mujeres -entre 20.000 y 40.000- a abortar clandestinamente en su país o a viajar al extranjero con el mismo objetivo.
La mayoría elige España, principalmente porque las clínicas españolas se han dado cuenta del filón y tienen delegaciones en ciudades y pueblos de la frontera. La prensa portuguesa se llena cada día de anuncios que prometen "tratar el embarazo" en ciudades como Badajoz, a dos horas en coche desde Lisboa, la misma distancia a la que atracaría el barco holandés de la capital lusa.
Las asociaciones portuguesas que defienden la despenalización estiman que en los últimos seis años 9.000 mujeres viajaron a España para abortar. Pero las cifras pueden ser bien distintas. Según dos clínicas de Badajoz y Mérida, citadas ayer por el Diário de Notícias, el año pasado 2.000 portuguesas demandaron sus servicios. "En términos legales, no hay diferencia entre cruzar la frontera con España para ir a una clínica o ir al barco de Womens on Waves", opinó hace unos días elpresidente del Colegio de Abogados de Lisboa. Por eso el líder del Partido Comunista Portugués, Carlos Carvalhas, retó ayer al Gobierno luso a que solicite al Ejecutivo de Madrid el cierre de las clínicas privadas abiertas estos años cerca de la frontera con Portugal, "porque también ellas incitan a la práctica de un crimen".
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